Los profetas y las profecías
En los distintos
grupos religiosos siempre encontraremos gente que dice que Dios les habla, o
que su pastor o un hermano de la iglesia tuvieron una revelación, profecía o
mensaje Divino. Pero es esto verdad? Dios habla o comunica mensajes a unos para
que otros les obedezcan?
Dios utilizó una
forma para comunicar su Palabra en el antiguo testamento. Lo hizo por medio de
los profetas que Él mismo escogió, por ejemplo en Jeremías 7:25 leemos: desde
el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Os envié
todos los profetas mis siervos, los envié desde temprano y sin cesar.
Aunque también hubo
personas que se levantaron como profetas sin serlo, pero había una forma para saber identificar quién
era un verdadero profeta y quien no lo era. Si el profeta hablare en nombre
de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová
no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él
(Deuteronomio 18:22).
Ahora en el nuevo
pacto la palabra es clara al señalar un antes y después al decir:
Dios, habiendo
hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los
profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por
quien asimismo hizo el universo (Hebreos 1:1-2).
Así que desde que
vino Jesucristo es a Él a quien debemos escuchar. Ciertamente existieron
profetas y existió el don de profecía hasta justo antes que se completara el
canon del nuevo testamento. Pero estaba profetizado que las mismas profecías se
acabarían. Así lo dice en 1 Corintios 13:8-10 El amor nunca deja de ser; pero
las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque
en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará.
La profecía se
terminó cuando vino lo PERFECTO y por lo tanto también los profetas. Nadie
puede decir hoy que tuvo una visión o un sueño o revelación divina. Los últimos
que tuvieron esto fueron los apóstoles o discípulos de Jesús en cumplimiento de
lo dicho por el profeta Joel antes de que viniera lo Perfecto, tal como lo
vemos en Hechos 2:15-18 Porque éstos no están ebrios, como vosotros
suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el
profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu
sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros
jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre
mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y
profetizarán.
Lo perfecto vino con
Jesucristo y su Palabra y ahora para oír
a Dios no es por medio de profetas sino por el
PROFETA a través de su Palabra. Ya que Tenemos la palabra profética más
segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en
vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la
Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:19-21).
Recordemos lo que los
discípulos oyeron “Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia; a él oíd (Mateo 17:5). Y cómo lo vamos a oír a Él? Pues por medio
de su Palabra.
Con la venida de lo Perfecto que es la Palabra de Dios, ya no
tenemos por qué estar escuchando a gente que se autoproclama Profeta, pues esto
de recibir mensajes personales de Dios se acabó. Hoy el mensaje de Dios lo
recibimos únicamente por su Palabra.
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