¿Por qué Jesucristo necesariamente tiene que ser Dios?
La secta de los testigos de Jehová tropieza con la Palabra de Dios, al no admitir que Jesucristo es Dios y considerarlo la primera creación divina. Por lo que en este escrito se demostrará una vez más con la traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, que Jesucristo es Dios y que además necesariamente tiene que serlo, pues sino las Escrituras se contradicen y esto no puede ser posible.
En Isaías 43:10-11 se lee: "Ustedes son mis testigos es la expresión de Jehová, aún mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mi continuó sin que lo hubiera. Yo…yo soy Jehová, y fuera de mi no hay salvador".
De acuerdo a estos textos, es claro que solo hay un Dios y un salvador. Y si solo hay un Dios y salvador, ¿por qué a Jesús se le llamo Dios y se le declaró como el único salvador? Por ejemplo, Tomás cuando vio a Jesús resucitado le dijo: ¡Mi Señor y mi Dios! (Juan 20:28). Si Jesús no fuera Dios, ¿por qué no corrigió a Tomás? Era el momento propicio para hacerlo, porque lo había llamado Dios (nótese, Dios con letra inicial mayúscula) es porque se refería al único Dios verdadero. De igual manera Pedro reconoce que solo en Jesús hay salvación y no en ningún otro (Hechos 4:12). Entonces, ¿o estos discípulos de Jesús tenían razón o están en contradicción absoluta con las Escrituras? Pero como sabemos que no puede ser así, entonces, se debe admitir que Jehová y Jesús son el mismo y único Dios. De lo contrario los testigos de Jehová mienten.
En Isaías 44:6 leemos: “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Rey de Israel y el Recomprador de él, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios”. Y en Revelación 1:17-18 dice: “Y cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: No tengas temor. Yo soy el Primero y el Último, y el viviente; y llegué a estar muerto, pero, ¡mira!, vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del hades". Está claro que en Isaías el primero y el último es Jehová y en Revelación el Primero y el Último es Jesús, entonces ¿cómo puede ser posible que no sean el mismo? qué, ¿acaso Jehová es Dios y Jesús un dios? Imposible, no hay duda, es el mismo y único Dios verdadero. Jesús es el Primero y el Último. ¿Quién puede ser este? El eterno.
En Hebreos 7:3 el escritor establece la semejanza entre Melquisedec con Cristo. Dice: “Estando sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni fin de vida, pero habiendo sido hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote perpetuamente”.
Dicha descripción es excelente, no posee principio ni fin de vida. No tiene padre ni madre. Más claro, imposible. Este solo puede ser Dios. ¿Cómo se puede negar esta gran verdad? Jesús es Dios.
Mateo narra el cumplimiento de la profecía al respecto del nacimiento del Hijo de Dios, diciendo: “¡Miren! La virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que, traducido, significa: Con Nosotros Está Dios” (Mateo 1:23).
Hasta el significado del nombre de este niño nos dice quién era este niño. Una vez más, está claro. Dios estaría con nosotros en la persona de Jesucristo. ¿Acaso puede estar Dios con nosotros y no estarlo? ¿O sea puede haber contradicción en esta afirmación? No hay que dudarlo ni establecer otro tipo de interpretación que es lo que tan a menudo hacen los testigos de Jehová.
Jesucristo necesariamente tiene que ser Dios porque solo Él cumplió en el nuevo testamento con las profecías que se referían a Jehová en el antiguo testamento. He aquí algunos ejemplos. Zacarías 11:12-13. "Entonces les dije: Si es bueno a sus ojos, denme mi salario, pero si no absténganse. Y procedieron a pagar mi salario, treinta piezas de plata. Ante aquello Jehová me dijo: tíralo al tesoro… el valor majestuoso con el cual he sido evaluado desde su punto de vista. De consiguiente, tomé las treinta piezas de plata y tiré aquello en el tesoro en la casa de Jehová".
Ante esto preguntamos: ¿Acaso no fue Jesús a quién le pusieron precio los judíos y dicho valor con el que fue evaluado fueron 30 monedas de plata? Basta con ver Mateo 26:15 para comprobar el cumplimiento de esta profecía.
En Ezequiel 34, está la profecía de que Jehová mismo pastorearía a sus ovejas pues haría que los pastores cesaran de pastorear a su pueblo. Los versículos 11 y 15 son claros, dicen: “Porque esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: Aquí estoy, yo mismo, y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré”. “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, y yo mismo haré que se recuesten es la expresión del Señor Soberano Jehová”.
Ante esto nuevamente nos preguntamos: ¿No es Jesús el cumplimiento de esta profecía? En Juan 10 vemos que Él mismo se declara el Pastor excelente que entrega su alma por las ovejas y dice además en el versículo 16 de este mismo capítulo que hay un solo pastor. Entonces, no puede haber dos o la Escritura se contradice. Por supuesto que no, porque Jehová y Jesús es uno mismo. Ya lo dijo también el profeta Isaías en el capítulo 42 versículo 13 “Como hombre poderoso Jehová mismo saldrá”. ¿Cómo es esto posible? Pues naturalmente en la persona de Jesucristo que vino en carne. Y el que tal confesión hace procede de Dios. Así lo dice 1 Juan 4:2 “Adquieran conocimiento de que la expresión inspirada procede de Dios por esto: Toda expresión inspirada que confiesa que Jesucristo ha venido en carne se origina de Dios”.
Además, a Jesús los judíos lo mataron porque entendieron que se hacía a si mismo Dios. Desde el principio se puede notar que Jesús se hacía igual al Dios. Así lo dice por ejemplo en Juan 5:18 “A causa de esto, realmente, los judíos procuraban con más empeño matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. Naturalmente lo judíos identificaron esto como una blasfemia y por eso lo mataron (Levítico 24:16) porque no pudieron soportar que Jehová en carne había venido en la persona de Jesucristo.
El apóstol Pablo escribiendo a los romanos manifiesta una hermosa expresión sobre Cristo. En el capítulo 9 versículo 5 dice: “A quienes pertenecen los antepasados y de quienes provino el Cristo según la carne: Dios que está sobre todos, sea bendito para siempre. Amén”.
Aunque los testigos de Jehová no lo vean y no lo reconozcan, claramente gramaticalmente el texto está diciendo que Jesús es Dios. El texto desde su contexto se puede ver que está hablando de Israel, del cual procede Cristo según la carne el cual es Dios sobre todos y es bendito para siempre. Los dos puntos que anteceden a Dios no hacen más que acentuar la deidad de Cristo, pues los dos puntos significan seguimiento o continuidad en cualquier texto. Y eso es lo que sucede acá de manera perfecta. En este texto se ve que Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo.
Filipenses 2:5-7 es una porción excelente que detalla cómo Cristo se despojó de su gloria divina, siendo igual a Dios, no quiso serlo, no usurpó su lugar (aun cuando era Dios, dejó su trono) sino que tomó la forma de esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. ¡Es que el texto es perfecto! Aquí literalmente: “Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres”.
Colosenses 1:15 hablando de Cristo dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación”. Esto está en plena armonía con Juan 12:45 que dice: “Y el que me contempla, contempla también al que me ha enviado”. De igual manera con Juan 14:7-9 que dice: “Si ustedes me hubieran conocido, habrían conocido a mi Padre también; desde este momento lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: He estado con ustedes tanto tiempo, y aun así, Felipe, no has llegado a conocerme? El que me ha visto a mí ha visto al Padre.
Así que, aunque los testigos de Jehová afirmen que ver a Jesús era ver al Padre en el sentido de que reflejaba su personalidad, voluntad y propósito, esto no es así, pues no lo dice la Escritura. El que miraba a Jesús estaba viendo al Padre, pues era a Él que Felipe quería ver. Jesús es la imagen de Dios y esto se entiende en primera instancia en sentido literal (2 Corintios 4:4). Es que está claro, no hay que buscarle explicación alguna a lo que el texto describe tan perfectamente.
Y en cuanto a lo de primogénito de toda la creación, los testigos de Jehová interpretan este texto diciendo que Jesús es el primer ser creado. ¡Nada más lejos de la verdad!, no ven el contexto de dicha porción. El versículo 18 de Colosenses 1 termina diciendo: “Para que llegara a ser el que es el primero en todas las cosas”. Eso es lo que significa primogénito, el primero. Pero no el primero en ser creado, sino el primero en importancia de toda la creación, porque de Él se desprende la actividad creadora, todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir (Juan 1:3, Hebreos 2:10). Él es el dueño o Señor de su creación. En todo este contexto no cabe Jesús creado, sino Jesús creador; lo que resalta es su función de creador y sustentador. Él no es un mero instrumento o artífice de la creación del mundo, sino por medio de quien, en quien, y para quien todas las cosas han sido hechas y por quien todas las cosas subsisten, esto lo único que evidencia de Cristo es su deidad absoluta y verdadera.
Otro punto importante a señalar es que a Jehová se le llama Señor, por ejemplo, dice en Salmo 8:1 dice: “Oh Jehová Señor nuestro, ¡cuán majestuoso es tu nombre en toda la tierra, tu, cuya dignidad se relata por encima de los cielos!”. Pero a Jesús también se le llama Señor, por ejemplo, en Romanos 7:25 dice: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” Y en Efesios 4:5-6 dice: “Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, que es sobre todos y por todos y en todos". Entonces ¿cómo se puede entender esto? ¿Hay acaso dos Señores y dos Dioses? Imposible, si la Escritura es clara al decir que solo hay uno. Entonces se debe aceptar que Jehová y Jesús es el mismo. Recordar que ya estaba profetizado. "Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Isaías 9:6). Así que ese niño es Dios, el Padre eterno. ¡Alabado sea su nombre! El que no lo ve es porque está ciego.
Siempre que a los testigos de Jehová se les trata este tema, ellos argumentan que no puede ser así; Jehová y Jesús no son el mismo Dios. Ellos dan ejemplos como cuando Jesús fue bautizado se escuchó una voz que decía: Este es mi Hijo el amado, a quien he aprobado (Mateo 3:17). Ellos exponen que no puede ser el mismo porque si estaba ahí no podía estar en otro lado. De igual manera cuando Jesús oraba, ellos dicen; y si era el mismo, no tiene lógica, no puede ser el mismo, porque no puede estar hablándose así mismo. ¡Oh insensatos, testigos de Jehová! ¡Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios! Para Dios no hay nada imposible. “¿Hay alguna cosa demasiado extraordinaria para Jehová!” (Génesis 18:14). Dios puede estar en un lugar y en otro a la vez. ¿O acaso no es todopoderoso? (Revelación 1:8) Por supuesto que sí. Además, Jesús es el ejemplo, es el modelo a seguir, ¿cómo nos pudo haber dado ejemplo si Él no se sometía al Padre, si Él no oraba al Padre? (Juan 13:15). “Él es el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por Él (Juan 14:6). Y en cuanto a que se somete al Padre y que el Padre mayor es que Él, pues sí, está escrito y es según la Verdad. Pero volvemos a lo mismo, es para darnos ejemplo, Él era el modelo y nosotros también tenemos que hacer lo mismo. ¿Cómo sabríamos conducirnos delante de Dios si no por Jesús? Por eso Él no se avergüenza de llamarnos hermanos (Hebreos 2:11).
También, Jesús es entre otras cosas: El pan de vida (Juan 6:35,41,48,51), la luz del mundo (Juan 8:12;9:5), la puerta (Juan 10:7,9), la vid verdadera (Juan 15:1,5), la resurrección y la vida (Juan 11:25). ¿Quién puede ser este? ¿un súper humano? NO, ¿un dios? NO, ¿el arcángel Miguel? NO, porque como hemos visto con anterioridad solo hay un Dios y entonces este (Jesús) no es más que el único y verdadero Dios.
Recordarles de igual manera a los mal llamados testigos de Jehová que Jesús es el Hijo de Dios no porque Dios tuviera un hijo de manera literal porque para esto sería necesario una diosa. Es el Hijo de Dios en el sentido humano ya que como hombre no tuvo padre que lo engendrara. Recordemos lo que el ángel le dijo a María; Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios (Lucas 1:35).
El problema con los testigos de Jehová en este asunto es que, si Jesús es el camino, es necesario que la doctrina que tengan de Él sea la que es, la correcta. Si Jesús es Dios, que lo es, no deben omitirlo ni decir que es un dios, el primer ser creado. Porque como lo están haciendo no lo están honrando y, es más, están mintiendo y deshonrando al Hijo y lo más grave aún en este asunto; es que el que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió (Juan 5:23). Y en ese estado están como los judíos de la época de Cristo. Él se los dice claro; con todo, ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida (Juan 5:40). Por eso el asunto es gravísimo porque ¿cómo se puede ser salvo, teniendo un concepto o definición errada del Salvador? Y además enseñarlo por doquier propagando esta doctrina de falsedad. Razón tenía el Maestro al decir: “Cierran el reino de los cielos delante de los hombres; pues ustedes mismos no entran, ni permiten entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).
Oíd a Emmanuel, testigos de Jehová, oíd lo que dice el que es la Verdad: “Ustedes no me conocen a mí, ni a mi Padre. Si me conocieran, conocerían a mi Padre también” (Juan 8:19).
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