¿CÓMO ESCUDRIÑAR LAS ESCRITURAS?
Escudriñar, investigar, indagar, buscar, estudiar, escudriñar la Palabra de Dios, estudiar la Palabra de Dios, métodos de estudio bíblico, conociendo la Biblia,
La Palabra de Dios (las Escrituras) es el medio por el cual podemos conocer a Dios y sus enseñanzas
para nosotros. Por eso la importancia de saber cómo poder hacer buen uso de
ella. Por no saber hacer esto es que han surgido sectas, denominaciones y
religiones. A continuación presentamos de forma breve ocho aspectos muy
importantes a considerar para hacer una interpretación correcta de la Palabra de Dios.
1.
Tomar
en cuenta la división de la Palabra. Esta se divide en dos
pactos; antiguo y nuevo. (Deuteronomio 29, Mateo 26:28, 2 Corintios 3:6,14,Hebreos 8:13)
Por no hacer esta distinción, las sectas y denominaciones continúan con prácticas
que en Cristo han dejado de ser.
Jesucristo cumplió la ley y los profetas (Mateo 5:17) y a la vez le puso
fin a la ley (Romanos 10:4). Para que nosotros fuésemos justificados por fe (Romanos
5:1, Gálatas 3:11).
Muchos no toman en cuenta que al creer en
Cristo el Espíritu Santo nos sella y es garantía de nuestra herencia (Efesios
1:13-14) Desde ese momento estamos COMPLETOS (Colosenses 2:10). La obra de
Jesucristo nos permite gozar de libertad porque Él anulo la deuda que teníamos por
los decretos u ordenanzas de la ley (Efesios 2:15, Colosenses 2:14). Así que
ahora estamos en la gracia (Juan 1.17, Efesios 2:8) y doctrinas como el diezmo
o el templo, han dejado de ser para la Iglesia por ser parte de la ley y los
profetas (Lucas 16:16) y porque en el nuevo pacto no están validadas.
Existe un nuevo pacto establecido sobre
mejores promesas, en donde sus leyes están escritas en nuestros corazones
(Hebreos 8:7-10) y donde se adora en espíritu y en verdad (Juan 4:23).
2. Tomar
en cuenta la revelación de Dios a través de Jesucristo. Es
decir lo que Dios nos dice a nosotros en esta época es por medio de su Hijo y
todos sus demás siervos estarán en consonancia con El (Hebreos 1:1-2, Mateo 17:5).
Es por
ello que el fundamento esta ya puesto (1 Corintios 3.11). De Él nos han dado
testimonio los apóstoles (1 Juan 1:1-3). Si partimos de ahí no tenderemos
problema a la hora de interpretar una porción de las Escrituras, pues lo que
digan Pablo, Pedro, Juan, Jacobo y el resto de apóstoles y profetas encajaran
perfectamente con Cristo (Efesios 2:20).
Él es
el único Maestro, y le amamos cuando hacemos lo que Él enseño (Mateo 23:8, Juan
14:15). Así que lo que otros enseñaron y no fue confirmado por nuestro Maestro
no lo debemos practicar nosotros. Un ejemplo de esto es el bautismo en agua,
que aunque lo practicó Juan el Bautista, no lo practicó ni enseño nuestro
Maestro.
3. Tomar
en cuenta el contexto de cada porción donde se este escudriñando.
Un conocido refrán dice que un texto fuera de su contexto es un pretexto. Eso
es en lo que se convierte un texto sin tomar en cuenta todo su contexto. Por
eso es que existen diversidades de doctrinas falsas, porque solo son apoyadas
por textos aislados, sacados de su contexto. El no tomar en cuenta el contexto,
es como manejar un vehículo sin ver los retrovisores y sin ver de frente a la
distancia. El contexto nos amplia de forma considerable el significado de un
texto.
El
contexto puede considerarse de diferentes maneras. En primer lugar se puede
verificar el contexto de un versículo a través de lo que está antes y después
del mismo. Por ejemplo, cuando Jesús le dice a Nicodemo que el que no naciere
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:5). Por el
contexto podemos ver primero que Jesús le decía a Nicodemo que es necesario
nacer de nuevo para poder ver el reino de Dios (Juan 3:3) Y después entendemos
perfectamente por el contexto qué es nacer de agua y del Espíritu. (Juan 3:6)
nos dice que lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es. Es decir que primero hay que nacer biológicamente
(carne) y luego por el Espíritu (espiritualmente) para poder ver el reino de
Dios. Muchos por no tomar en cuenta aquí el contexto, relacionan la palabra
agua con bautismo en agua, cosa que para nada lo enseña Jesucristo.
En segundo lugar se puede hacer uso del
contexto verificando el resto de la porción del capitulo que se lee para ampliar el conocimiento de lo
que se viene diciendo. Por ejemplo en Hechos 2:1-13, se encuentra el relato de
la venida del Espíritu Santo. En este evento sucedieron cosas sobrenaturales.
Una de las que llama mucho la atención, es que los discípulos del Señor hablaron en lenguas. (Hechos 2:4) Algunos por
no tener en cuenta el contexto de la porción no se dan cuenta que dichas
lenguas, eran leguajes o idiomas conocidos en diferentes regiones y naciones de
aquella época (Hechos 2:7-11). De ahí que sale otra falsa enseñanza en muchas
sectas, el caso de hablar en lenguas. Cosa que para nada es similar a lo que
ocurrió en Hechos 2, que por el contexto es comprobable que fueron idiomas
conocidos, no lenguajes extraños que no se conocen como los que pretenden tener
como don de Dios muchos hoy.
En tercer lugar se puede hacer uso del
contexto cuando se lee todo un libro. Lo que dice en un texto puede ser
ampliado con otros textos en otros
capítulos. Por ejemplo en Efesios 4.15 se nos dice que Cristo es la cabeza y el
verso 16 nos dice por Cristo todo el cuerpo crece y se edifica en amor. Pero
¿de quién es cabeza Cristo? Y ¿Quién es su cuerpo? En el mismo libro
encontramos la respuesta. En Efesios 5:23 se nos dice que Cristo es cabeza de
la Iglesia y que esta es su cuerpo. También en Efesios 1:22-23 se nos dice que
Cristo es la cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo.
En
cuarto lugar el contexto puede abarcar una sección completa de la Palabra de
Dios, incluso un testamento completo. Por ejemplo, Jesucristo dijo en Mateo 7:1
“No Juzguéis, para que no seáis juzgados.” Muchos basándose solamente en esto,
prohíben rotundamente juzgar en cualquier caso a alguien. Sin embargo en Juan
7:24, Jesucristo dice: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con
justo juicio. En 1 Corintios 2:15 dice: “El espiritual juzga todas las cosas:
pero él no es juzgado por nadie”. De acuerdo a todo esto el juzgar no es debido
si esto se hace con mala intención y de forma injusta. Pero si es justamente y
se hace de acuerdo a Dios, esto por su puesto con la Palabra; se puede hacer,
porque tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:16) y porque la Palabra es
útil para enseñarnos, para reprendernos, para corregirnos e instruirnos en
justicia (2 Timoteo 3:16-17).
En
quinto y último lugar se pude hacer uso del contexto, tomando en cuenta toda la
Escritura. Para esto por supuesto es necesario haber leído y tener conocimiento
de toda la Palabra de Dios. Hay muchos pasajes que son citados en el Nuevo
Testamento y que vienen desde el Antiguo Testamento, los cuales en muchos casos
sirven para confirmación del cumplimiento del mismo. Por ejemplo en Hebreos 8:8-13,
encontramos el nuevo pacto que sustituye al antiguo. Esta porción es una cita
de Jeremías 31:31-34. Para un buen uso del contexto de cada palabra en las
Escrituras, se hace necesaria la utilización de una concordancia completa.
4.
Tomar
en cuenta las figuras de lenguaje del texto. La Palabra de Dios tiene gran riqueza literaria. Utiliza variedad de tipos de
lenguaje. No toda debe interpretarse literalmente. Parte de ella esta escrita
con lenguaje figurado, simbólico, poético, profético, narrativo e histórico. Libros
y secciones enteras poseen poesía, como por ejemplo: salmos, proverbios,
cantares.
Otras secciones
son históricas como por ejemplo: Génesis, Josué, Jueces, Rut, 1 Samuel, 2
Samuel, 1 Reyes, 2 Reyes, 1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Hechos,
entre otros. Existe profecía en Daniel, Isaías, Jeremías, Habacuc, Sofonías,
Malaquías, Apocalipsis, entre otros. Hay también secciones de enseñanza práctica
para la vida cotidiana de los que amamos a Dios y aspectos doctrinales para la
Iglesia. Principalmente se encuentran en las epístolas del nuevo testamento.
Se
debe tener muy presente esto porque muchos argumentan aspectos doctrinales y
prácticos para hoy de secciones, libros y porciones que no se describen de
forma doctrinal. Por ejemplo sostienen la doctrina del bautismo en agua para
esta época, basándose en relatos históricos del libro de Hechos de los
Apóstoles; aun cuando ahí también se circuncidaban, iban al templo, guardaban
voto, echaban suertes, entre otras cosas.
De
igual manera la Palabra de Dios utiliza muchas figuras de lenguaje; algunas de
ellas son: la parábola, el enigma, la fabula, la alegoría, el tipo, el
antitipo, el símbolo, la metáfora, entre otras. Las cuales debemos
identificarlas para poder interpretar adecuadamente un texto.
5. Tomar
en cuenta el significado de cada palabra de acuerdo al idioma en que se escribieron.
En algunos casos se hace necesario la utilización de un léxico. Un diccionario
con el significado de la palabra en el idioma en que se escribió. Por ejemplo
la palabra bautismo, si buscamos su significado en un diccionario de la lengua
española es totalmente distinto a lo que realmente significa de acuerdo a su
idioma original en las Escrituras. Bautismo significa: sumergir, cubrir,
empapar entre otras cosas, de acuerdo a su idioma original. De ahí que muchos
solamente saben asociar esta palabra con la de agua, por ignorar su
significado.
6. Tomar
en cuenta el uso de los tiempos verbales. Por
no fijarse en esto tan básico, muchos no se han dado cuenta de doctrinas que han
dejado de ser. Por ejemplo, Jesús pregunto a los principales sacerdotes,
escribas y ancianos del pueblo de Israel: El bautismo de Juan, ¿era del cielo,
o de los hombres? (Lucas 20:4) Al utilizar el pretérito era se da por entendido
que es una acción del pasado. Eso indica que el bautismo de Juan había dejado
de ser.
Otro
caso similar sucede con el diezmo. Jesús hablando con los escribas y fariseos
les dice que diezmaban la menta, el eneldo y el comino, y habían dejado lo mas importante
de la ley, la justicia, la misericordia y la fidelidad; mas esto se debía hacer
y aquello no dejar (Mateo 23:23). Muchos no se fijan en el pretérito debía, es
decir pasado; el presente tendría que decir debe y el fututo deberá. Esto
indica que el diezmo dejaba de ser. Algunos que defienden esta doctrina
sustituyen la acción gramatical, argumentando que es el diezmo lo que no se
debe dejar de hacer. Pero esto es imposible pues entonces lo que dejaba de ser
es la justicia, la misericordia y la fidelidad. Cosas elementales en la vida en
Cristo que no se abolen nunca.
7. Poseer
varias traducciones bíblicas. Hay varios textos o porciones
que resultan complicados de interpretar, pero a la luz de varias traducciones
se puede hacer más sencilla o fácil su interpretación. Por lo que se hace
necesario tener acceso a la mayoría de traducciones existentes. Hoy con el
internet, esto está al alcance de todos. De igual manera, es de suma
importancia poseer un interlineal griego español del nuevo testamento y un interlineal
hebreo español para el antiguo testamento. Ahí podemos encontrar el lenguaje de
las copias de los originales bíblicos y nos pueden terminar de aclarar el
significado de muchas cosas aún no se ven con las distintas traducciones.
8.
Poseer
la revelación del Espíritu Santo. Lo mas importante es que el Espíritu que revelo las Escrituras sea el que nos revele la interpretación de
ella. Podríamos hacer uso de las demás cosas pero si no tenemos al Espíritu en
nuestra vida, se nos harán difíciles muchos pasajes para interpretarlos. Para tener al Espíritu Santo es necesario primero arrepentirnos y convertirnos para que sean borrados los pecados (Hechos 3:19) y de esa forma al haber creído en Él, nos sella y se convierte en la garantía de nuestra herencia (Efesios 1:13-14).
Recordemos que Él es el que nos guía a la
Verdad (Juan 16:13) y la Verdad es la Palabra de Dios (Juan 17:17). Es el
Espíritu Santo el responsable de enseñarnos todas las cosas y recordarnos lo
que Jesús dijo (Juan 14:26). Por lo que al escudriñar las Escrituras es
fundamental siempre mantener un espíritu de oración y temor reverente, porque
no es cualquier libro, es la Palabra de Dios (1 Tesalonicenses 2:13).
No hay comentarios :
Publicar un comentario