¿Por qué Jesucristo necesariamente tiene que ser Dios?



La secta de los testigos de Jehová tropieza con la Palabra de Dios, al no admitir que Jesucristo es Dios y considerarlo la primera creación divina. Por lo que en este escrito se demostrará una vez más con la traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, que Jesucristo es Dios y que además necesariamente tiene que serlo, pues sino las Escrituras se contradicen y esto no puede ser posible.

En Isaías 43:10-11 se lee: "Ustedes son mis testigos es la expresión de Jehová, aún mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mi continuó sin que lo hubiera. Yo…yo soy Jehová, y fuera de mi no hay salvador".

De acuerdo a estos textos, es claro que solo hay un Dios y un salvador. Y si solo hay un Dios y salvador, ¿por qué a Jesús se le llamo Dios y se le declaró como el único salvador? Por ejemplo, Tomás cuando vio a Jesús resucitado le dijo: ¡Mi Señor y mi Dios! (Juan 20:28). Si Jesús no fuera Dios, ¿por qué no corrigió a Tomás? Era el momento propicio para hacerlo, porque lo había llamado Dios (nótese, Dios con letra inicial mayúscula) es porque se refería al único Dios verdadero. De igual manera Pedro reconoce que solo en Jesús hay salvación y no en ningún otro (Hechos 4:12). Entonces, ¿o estos discípulos de Jesús tenían razón o están en contradicción absoluta con las Escrituras? Pero como sabemos que no puede ser así, entonces, se debe admitir que Jehová y Jesús son el mismo y único Dios. De lo contrario los testigos de Jehová mienten.

En Isaías 44:6 leemos: Esto es lo que ha dicho Jehová, el Rey de Israel y el Recomprador de él, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. Y en Revelación 1:17-18 dice: Y cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: No tengas temor. Yo soy el Primero y el Último, y el viviente; y llegué a estar muerto, pero, ¡mira!, vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del hades". Está claro que en Isaías el primero y el último es Jehová y en Revelación el Primero y el Último es Jesús, entonces ¿cómo puede ser posible que no sean el mismo? qué, ¿acaso Jehová es Dios y Jesús un dios? Imposible, no hay duda, es el mismo y único Dios verdadero. Jesús es el Primero y el Último. ¿Quién puede ser este? El eterno.

En Hebreos 7:3 el escritor establece la semejanza entre Melquisedec con Cristo. Dice: “Estando sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni fin de vida, pero habiendo sido hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote perpetuamente”.

Dicha descripción es excelente, no posee principio ni fin de vida. No tiene padre ni madre. Más claro, imposible. Este solo puede ser Dios. ¿Cómo se puede negar esta gran verdad? Jesús es Dios.

Mateo narra el cumplimiento de la profecía al respecto del nacimiento del Hijo de Dios, diciendo: “¡Miren! La virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que, traducido, significa: Con Nosotros Está Dios” (Mateo 1:23).

Hasta el significado del nombre de este niño nos dice quién era este niño. Una vez más, está claro. Dios estaría con nosotros en la persona de Jesucristo. ¿Acaso puede estar Dios con nosotros y no estarlo? ¿O sea puede haber contradicción en esta afirmación? No hay que dudarlo ni establecer otro tipo de interpretación que es lo que tan a menudo hacen los testigos de Jehová.

Jesucristo necesariamente tiene que ser Dios porque solo Él cumplió en el nuevo testamento con las profecías que se referían a Jehová en el antiguo testamento. He aquí algunos ejemplos. Zacarías 11:12-13. "Entonces les dije: Si es bueno a sus ojos, denme mi salario, pero si no absténganse. Y procedieron a pagar mi salario, treinta piezas de plata. Ante aquello Jehová me dijo: tíralo al tesoro… el valor majestuoso con el cual he sido evaluado desde su punto de vista. De consiguiente, tomé las treinta piezas de plata y tiré aquello en el tesoro en la casa de Jehová".

Ante esto preguntamos: ¿Acaso no fue Jesús a quién le pusieron precio los judíos y dicho valor con el que fue evaluado fueron 30 monedas de plata? Basta con ver Mateo 26:15 para comprobar el cumplimiento de esta profecía.

En Ezequiel 34, está la profecía de que Jehová mismo pastorearía a sus ovejas pues haría que los pastores cesaran de pastorear a su pueblo. Los versículos 11 y 15 son claros, dicen: “Porque esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: Aquí estoy, yo mismo, y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré”. “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, y yo mismo haré que se recuesten es la expresión del Señor Soberano Jehová”.

Ante esto nuevamente nos preguntamos: ¿No es Jesús el cumplimiento de esta profecía? En Juan 10 vemos que Él mismo se declara el Pastor excelente que entrega su alma por las ovejas y dice además en el versículo 16 de este mismo capítulo que hay un solo pastor. Entonces, no puede haber dos o la Escritura se contradice. Por supuesto que no, porque Jehová y Jesús es uno mismo.  Ya lo dijo también el profeta Isaías en el capítulo 42 versículo 13 “Como hombre poderoso Jehová mismo saldrá”. ¿Cómo es esto posible? Pues naturalmente en la persona de Jesucristo que vino en carne. Y el que tal confesión hace procede de Dios. Así lo dice 1 Juan 4:2 “Adquieran conocimiento de que la expresión inspirada procede de Dios por esto: Toda expresión inspirada que confiesa que Jesucristo ha venido en carne se origina de Dios”.

Además, a Jesús los judíos lo mataron porque entendieron que se hacía a si mismo Dios. Desde el principio se puede notar que Jesús se hacía igual al Dios. Así lo dice por ejemplo en Juan 5:18 “A causa de esto, realmente, los judíos procuraban con más empeño matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Naturalmente lo judíos identificaron esto como una blasfemia y por eso lo mataron (Levítico 24:16) porque no pudieron soportar que Jehová en carne había venido en la persona de Jesucristo.

El apóstol Pablo escribiendo a los romanos manifiesta una hermosa expresión sobre Cristo. En el capítulo 9 versículo 5 dice: “A quienes pertenecen los antepasados y de quienes provino el Cristo según la carne: Dios que está sobre todos, sea bendito para siempre. Amén”.

Aunque los testigos de Jehová no lo vean y no lo reconozcan, claramente gramaticalmente el texto está diciendo que Jesús es Dios. El texto desde su contexto se puede ver que está hablando de Israel, del cual procede Cristo según la carne el cual es Dios sobre todos y es bendito para siempre. Los dos puntos que anteceden a Dios no hacen más que acentuar la deidad de Cristo, pues los dos puntos significan seguimiento o continuidad en cualquier texto. Y eso es lo que sucede acá de manera perfecta.  En este texto se ve que Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo.

Filipenses 2:5-7 es una porción excelente que detalla cómo Cristo se despojó de su gloria divina, siendo igual a Dios, no quiso serlo, no usurpó su lugar (aun cuando era Dios, dejó su trono) sino que tomó la forma de esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. ¡Es que el texto es perfecto! Aquí literalmente: “Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres”.

Colosenses 1:15 hablando de Cristo dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación”. Esto está en plena armonía con Juan 12:45 que dice: “Y el que me contempla, contempla también al que me ha enviado”. De igual manera con Juan 14:7-9 que dice: “Si ustedes me hubieran conocido, habrían conocido a mi Padre también; desde este momento lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: He estado con ustedes tanto tiempo, y aun así, Felipe, no has llegado a conocerme? El que me ha visto a mí ha visto al Padre.

Así que, aunque los testigos de Jehová afirmen que ver a Jesús era ver al Padre en el sentido de que reflejaba su personalidad, voluntad y propósito, esto no es así, pues no lo dice la Escritura. El que miraba a Jesús estaba viendo al Padre, pues era a Él que Felipe quería ver. Jesús es la imagen de Dios y esto se entiende en primera instancia en sentido literal (2 Corintios 4:4). Es que está claro, no hay que buscarle explicación alguna a lo que el texto describe tan perfectamente.

Y en cuanto a lo de primogénito de toda la creación, los testigos de Jehová interpretan este texto diciendo que Jesús es el primer ser creado. ¡Nada más lejos de la verdad!, no ven el contexto de dicha porción. El versículo 18 de Colosenses 1 termina diciendo: Para que llegara a ser el que es el primero en todas las cosas. Eso es lo que significa primogénito, el primero. Pero no el primero en ser creado, sino el primero en importancia de toda la creación, porque de Él se desprende la actividad creadora, todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir (Juan 1:3, Hebreos 2:10). Él es el dueño o Señor de su creación. En todo este contexto no cabe Jesús creado, sino Jesús creador; lo que resalta es su función de creador y sustentador. Él no es un mero instrumento o artífice de la creación del mundo, sino por medio de quien, en quien, y para quien todas las cosas han sido hechas y por quien todas las cosas subsisten, esto lo único que evidencia de Cristo es su deidad absoluta y verdadera.

Otro punto importante a señalar es que a Jehová se le llama Señor, por ejemplo, dice en Salmo 8:1 dice: “Oh Jehová Señor nuestro, ¡cuán majestuoso es tu nombre en toda la tierra, tu, cuya dignidad se relata por encima de los cielos!”. Pero a Jesús también se le llama Señor, por ejemplo, en Romanos 7:25 dice: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” Y en Efesios 4:5-6 dice: “Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, que es sobre todos y por todos y en todos". Entonces ¿cómo se puede entender esto? ¿Hay acaso dos Señores y dos Dioses? Imposible, si la Escritura es clara al decir que solo hay uno. Entonces se debe aceptar que Jehová y Jesús es el mismo. Recordar que ya estaba profetizado. "Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Isaías 9:6). Así que ese niño es Dios, el Padre eterno. ¡Alabado sea su nombre! El que no lo ve es porque está ciego.

Siempre que a los testigos de Jehová se les trata este tema, ellos argumentan que no puede ser así; Jehová y Jesús no son el mismo Dios. Ellos dan ejemplos como cuando Jesús fue bautizado se escuchó una voz que decía: Este es mi Hijo el amado, a quien he aprobado (Mateo 3:17). Ellos exponen que no puede ser el mismo porque si estaba ahí no podía estar en otro lado. De igual manera cuando Jesús oraba, ellos dicen; y si era el mismo, no tiene lógica, no puede ser el mismo, porque no puede estar hablándose así mismo. ¡Oh insensatos, testigos de Jehová! ¡Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios! Para Dios no hay nada imposible. “¿Hay alguna cosa demasiado extraordinaria para Jehová!” (Génesis 18:14). Dios puede estar en un lugar y en otro a la vez. ¿O acaso no es todopoderoso? (Revelación 1:8) Por supuesto que sí. Además, Jesús es el ejemplo, es el modelo a seguir, ¿cómo nos pudo haber dado ejemplo si Él no se sometía al Padre, si Él no oraba al Padre? (Juan 13:15). “Él es el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por Él (Juan 14:6). Y en cuanto a que se somete al Padre y que el Padre mayor es que Él, pues sí, está escrito y es según la Verdad. Pero volvemos a lo mismo, es para darnos ejemplo, Él era el modelo y nosotros también tenemos que hacer lo mismo. ¿Cómo sabríamos conducirnos delante de Dios si no por Jesús? Por eso Él no se avergüenza de llamarnos hermanos (Hebreos 2:11).

También, Jesús es entre otras cosas: El pan de vida (Juan 6:35,41,48,51), la luz del mundo (Juan 8:12;9:5), la puerta (Juan 10:7,9), la vid verdadera (Juan 15:1,5), la resurrección y la vida (Juan 11:25). ¿Quién puede ser este? ¿un súper humano? NO, ¿un dios? NO, ¿el arcángel Miguel? NO, porque como hemos visto con anterioridad solo hay un Dios y entonces este (Jesús) no es más que el único y verdadero Dios.  

Recordarles de igual manera a los mal llamados testigos de Jehová que Jesús es el Hijo de Dios no porque Dios tuviera un hijo de manera literal porque para esto sería necesario una diosa. Es el Hijo de Dios en el sentido humano ya que como hombre no tuvo padre que lo engendrara. Recordemos lo que el ángel le dijo a María; Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios (Lucas 1:35).

El problema con los testigos de Jehová en este asunto es que, si Jesús es el camino, es necesario que la doctrina que tengan de Él sea la que es, la correcta. Si Jesús es Dios, que lo es, no deben omitirlo ni decir que es un dios, el primer ser creado. Porque como lo están haciendo no lo están honrando y, es más, están mintiendo y deshonrando al Hijo y lo más grave aún en este asunto; es que el que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió (Juan 5:23). Y en ese estado están como los judíos de la época de Cristo. Él se los dice claro; con todo, ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida (Juan 5:40). Por eso el asunto es gravísimo porque ¿cómo se puede ser salvo, teniendo un concepto o definición errada del Salvador? Y además enseñarlo por doquier propagando esta doctrina de falsedad. Razón tenía el Maestro al decir: “Cierran el reino de los cielos delante de los hombres; pues ustedes mismos no entran, ni permiten entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).

Oíd a Emmanuel, testigos de Jehová, oíd lo que dice el que es la Verdad: “Ustedes no me conocen a mí, ni a mi Padre. Si me conocieran, conocerían a mi Padre también (Juan 8:19).

¡Testigos de Jehová, el que tenga oídos para oír que oiga!





Los escritos del antiguo testamento aparecen en hebreo y como corresponde a la manifestación de Dios para con su pueblo Israel, bajo la ley y los profetas, con el nombre de Yahvé o Jehová. También es obvio y como debe ser, toda traducción que se haga del antiguo testamento, sea al idioma que sea, debe ser fiel a los originales, y donde aparezca Jehová traducirlo como tal. De ahí que aparezca el nombre de Jehová en el antiguo testamento cientos de veces, y como debe ser también en las traducciones que de este se haga  al idioma griego, español, inglés o cual fuera. Ahora bien, lo mismo se debe hacer con el Nuevo Testamento, donde los santos hombres escogidos por Dios fueron inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21), para anunciarnos las Buenas Nuevas, Evangelio o Palabra de Dios y esto se hizo en griego. 

Así que, cualquier traducción que se haga del Nuevo Testamento, ya sea al inglés, español, alemán, etc., ha de ser fiel a los escritos griegos, no debiéndose cambiar o añadir ninguna palabra, pues se transcurriría en la desobediencia a Dios y que bien notificado está por Él a los hombres en el libro de Revelación 22: 18 y 19 ¿Qué les parecería a ustedes si alguien tuviese la ocurrencia de traducir las palabras que aparecen en el antiguo testamento de Yahvéh o Jehová en hebreo, por otras totalmente diferentes como las de Señor o Dios? 

Imagínese que no apareciera el nombre de Jehová en todo el antiguo testamento. De seguro que les parecería muy mal e incorrecto, y de seguro que no sería admitido por los traductores oficiales y licenciados de todos los tiempos. Pero lo peor y por lo que uno se debe cuidar de NO hacer tal barbaridad, es porque va en contra de Dios y sus mandamientos. Pues esto, es lo que vienen haciendo los así mismos llamados testigos de Jehová por más de sesenta años, es decir, cambiando las palabras escritas por los apóstoles en griego, como son las de Señor o Dios por la de Jehová. Nada más tiene uno que ir al interlineal Kingdom u otro cualquier interlineal griego del Nuevo Testamento, para ver tal adulteración de las Sagradas Escrituras. Tal hecho no puede ser justificado por nada.

Manteniéndonos en esta misma linea y contexto, es imposible que en el Nuevo Testamento o Segundo Pacto, aparezca ni tan solo una vez que tenemos que llamarnos o debemos de ser Testigos de Jehová. A los únicos a los que en las Sagradas Escrituras  Jehová Dios les llamó a ser testigos Suyo, fue al pueblo que Él escogió, esto es, a los israelitas y a nadie más. Y esto naturalmente en el primer pacto, ley y los profetas, ver por ejemplo Isaías 43. Sin discusión posible alguna, en el Nuevo Testamento somos llamados a ser Testigos de Jesucristo y de ningún otro. Así dijo nuestro Maestro y Señor Jesucristo poco antes de ascender a los cielos: Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo llegue sobre ustedes, Y SERÁN TESTIGOS DE MÍ tanto en Jerusalén como en toda Judéa, y en Samaría, Y HASTA LA PARTE MÁS DISTANTE DE LA TIERRA (Hech. 1:8).

Esto es así en todo el contexto del Nuevo Testamento, el de ser llamado a ser testigo o servidor de Jesucristo. Seguidamente les mostraremos un ejemplo clarísimo de esta gran Verdad. En el capítulo nueve de Actos o Hechos de los Apóstoles se narra lo que le ocurrió al apóstol Pablo cuando iba hacia Damasco. El Señor Jesús le llamó y le dijo que entrara en la ciudad donde se le diría lo que tenía que hacer. Jesús el Señor le envió a un discípulo llamado Ananías y entre otras cosas le dijo: Ponte en camino, porque este hombre me es un vaso escogido PARA LLEVAR MI NOMBRE a las naciones (ver. 15). El nombre de Jesús, NO el de Jehová o Yahvé. Ananías era cierto varón reverente según la ley, acerca de quien daban buen informe todos los judíos que allí moraban (Hechos 22:12). Un hombre del primer pacto bajo la ley y los profetas, pasó de ser testigo de Jehová, (como israelita) a ser testigo o discípulo de Jesús, a quien Jesús escogió para decirle a Pablo: El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que llegues a conocer su voluntad y veas al Justo y oigas la voz de su boca, PORQUE HAS DE SER TESTIGO a todos los hombres acerca de cosas que has visto y oído (Hechos 22: 14,15). Por esto mismo en Hechos, capítulo 4, versículo 12, enseña que: Además, NO HAY SALVACIÓN EN NINGÚN OTRO, porque NO HAY OTRO NOMBRE, debajo del cielo que se haya DADO A LOS HOMBRES mediante el cual tengamos que ser salvos.

NO, NO hay otro nombre en todo el Nuevo Pacto o Testamento. De ahí, que el hacer lo que los así mismos llamados testigos de Jehová hacen, no es otra cosa que adulterar la Palabra de Dios.

Las religiones son todas obras de hombres, llámese católica, evangélica, protestante, ortodoxo, mormona, testigos de Jehová, etc., etc.. Por eso tampoco aparece en todo el Nuevo Testamento que tengamos que pertenecer a alguna de ellas o que alguna de ellas fuera la verdadera iglesia de Cristo. Es todo lo contrario, para ser verdadero testigo o discípulo de Jesús, hay que salir de ellas y predicar el verdadero evangelio de Cristo. 

La falsa iglesia católica como la evangélica, cometen un grave error con la trinidad diciendo que son tres personas distintas y solo un Dios verdadero, y los testigos de Jehová yerran igualmente diciendo que son dos personas distintas y la fuerza activa de Dios. Lo que la Santa Palabra de Dios enseña claramente y sin doble interpretación posible dentro del Espíritu verdadero, es que, Dios, el único y verdadero, se ha manifestado en dos grandes pactos. En un primer pacto escogiendo al pueblo judío bajo la ley y los profetas y con el nombre de Jehová (ver Éxodo 3). Y en un segundo y mejor Pacto haciendo Dios de ambos pueblos (judío y griego o gentil) uno solo, como lo enseña Efesios, capítulo 2, bajo la Gracia o ley de Cristo y dándonos  el nombre de Jesucristo, nombre que es sobre todo nombre (Fil. 2: 9). Dios Padre, ser espiritual y NO persona (Juan 4:24); Dios Hijo, quien se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres, como persona, (ver Filipenses 2: 6 y 7). Y por último como el Consolador o lo que es Dios: Espíritu Santo y NO persona. Tres manifestaciones del único Dios y Salvador para con los hombres, como podemos ver y distinguir claramente, en el evangelio de Juan, capítulo 14, versículo 26, donde dice: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

DIOS, EL ÚNICO Y VERDADERO, MANIFESTADO A LOS HOMBRES EN SU SEGUNDO Y DEFINITIVO PACTO, COMO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO.

A la pregunta de si Yahvé o Jehová y Jesucristo es lo mismo, hemos de aclarar siempre, que si; es el mismo Dios porque sólo hay uno, se manifestó ese mismo y único Dios en un primer pacto con el nombre de Jehová al pueblo de Israel, y más tarde aboliendo ese primer pacto, estableció uno nuevo con mejores promesas y definitivo segundo pacto con el nombre de Jesucristo. 

Y concluimos diciendo que cuando oímos el nombre de Yahvéh o Jehová, automáticamente lo debemos relacionar e identificar con el primer pacto que Dios hizo con el pueblo judío y NO con el segundo pacto. En estos postreros tiempos sólo hay un pacto vigente para toda la humanidad, el segundo y un sólo nombre, el de Jesucristo. Así que si bien hay un solo Dios, debemos distinguir siempre entre lo que fue el nombre de Jehová y lo que es el nombre de Jesucristo, a quien sólo le pertenece toda alabanza, honra y adoración. Por eso es obvio o lógico que NO aparezca el nombre de Jehová en el segundo Pacto o Testamento.

La relación entre el Padre y el Hijo, no hay que tomarla literalmente, sino como unas enseñanzas espirituales del mismo Dios dentro del plan de salvación que estableció para con la humanidad. Plan, donde nosotros por fe en su Hijo Jesucristo pasaríamos a ser hijos. Recordemos lo que dice Juan 13:15, que: Porque yo (Jesús) les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo. Jesús es nuestro único modelo a seguir en todo, también en la relación para con el Padre. Además como es sabido, Dios no tuvo una mujer Diosa para tener a un Hijo Dios, cierto ¿No? Sino que, como bien nos aclara Filipenses 2; Cristo estando en forma de Dios o dicho de otra manera: Cristo Dios ( y sólo hay uno), se despojó a sí mismo. Nadie lo despojó, tampoco fue fruto de una relación entre un Dios y una Diosa, sino creado por Dios, por sí mismo, tomando forma de hombre o persona, esto es, como individuo de la especie humana. Nació de María engendrado por Él mismo, por el Espíritu Santo (Mateo 1:20). Dios es Espíritu (Juan 4:24) y Santo, santo, santo (Rev. 4:8). Por esto también nunca Jesús llamó a María madre, porque realmente no era su madre+ ¡¡¡Es que, no se puede enseñar más claro!!! Ustedes escudriñan las Escrituras, porque piensan que por medio de ellas tendrán la vida eterna;  Y ESTAS SON LAS MISMAS QUE DAN TESTIMONIO ACERCA DE MÍ (JESÚS).

La única forma de saber la Verdad es a través de las Sagradas Escrituras. Tenemos el deber de examinarlo todo y presentar defensa o luchar tenazmente por la fe (Judas 3). De ahí que les rogamos delante de Dios como Testigo, que si hay algo de lo que les escribimos que no corresponde a la Verdad, tengan por deber delante del mismo Dios, el hacérnoslo saber y naturalmente usando para ello, como no puede ser de otra manera, la Palabra de Dios.