LA VERDAD SOBRE LOS DIEZ MANDAMIENTOS



A lo largo de la historia, la Palabra de Dios ha sufrido muchas persecuciones. No sólo se ha querido exterminar con ella, sino que hasta el día de hoy sufre continuas agresiones, principalmente por las religiones o sectas, quitando, añadiendo, sustituyendo o cambiando muchas de sus palabras, buscando éstas (religiones o sectas) sus propios intereses.

Así también, ha ocurrido con los llamados por el hombre “Los Diez Mandamientos”, fruto de una adulteración de la Palabra de Dios o Sagradas Escrituras. Todos tenemos en mente ese gran negocio cinematográfico de la película titulada con este nombre y protagonizada por Charlton Heston. Pero nadie o al menos prácticamente nadie, se ha parado a comprobar si todo este montaje en torno a “Los Diez Mandamientos”, está realmente basado de una manera fidedigna en las Escrituras.

Hay muchas (casi todas) religiones o sectas que hacen mucho énfasis en “Los Diez Mandamientos” por ejemplo los adventistas, pero también los mormones, evangélicos o católicos. En fin unos más que otros y con diferentes matices, pero como dijimos anteriormente, casi todas enseñan a sus feligreses esos “Diez Mandamientos,” que, según todos ellos aparecen en el libro de Éxodo y que también según ellos, Dios nos ha dejado para que lo cumplamos, dándoles un énfasis especial y distinto a los demás mandamientos.

Nosotros los que buscamos la Verdad porque amamos a Dios y sabemos cuánto engaño y adulteración de las Sagradas Escrituras hay en todas las religiones o sectas, hemos tenido a bien, y como hemos dicho anteriormente por amor a la Verdad que no es otro que Jesucristo,  dejar claro por la misma Palabra de Dios, lo que a continuación exponemos:

1º) El nombre de “Los Diez Mandamientos” como tal, no existe en toda las Sagradas Escrituras. Éxodos 20, comienza diciendo:

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.  No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,  y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.  No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.  Acuérdate del día de reposo para santificarlo.  Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.  Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.  No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.  No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.  Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.  Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.  No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.  Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.  Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.  No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

Como podemos leer, no dice nada de que fueran diez mandamientos ni tampoco las fue enumerando del uno al diez. Tampoco termina las palabras que Jehová Dios pronunció, en el versículo  17, sino que prosigue hablando y ordenando cosas para Moisés y su pueblo Israel.

Así pues, queda clarísimamente demostrado que es totalmente falso que Dios diera a Moisés diez mandamientos. Como hemos podido ver, Éxodo 20 no termina en el versículo 17, sino en el 26, donde continuó sus palabras, diciendo: “No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él” ¿A caso esto último no es también un mandamiento más? Naturalmente que sí, fueron muchas palabras las que pronunció Dios en las cuales se incluían muchos más de diez mandamientos. Es por esta causa por la que es imposible que sea verdad  que Dios diera diez mandamientos y por lo tanto es obvio que no aparezca dicha frase o terminología.

Pero es que Dios continuó hablando a Moisés en Éxodo 21, 22, 23, etc., etc., esto es, durante los cuarenta días y cuarenta noches que estuvo en la montaña, como se nos enseña en Éxodo 24:18 y 25:1, diciendo:

Entonces entró Moisés en medio de la nube y siguió subiendo a la montaña cuarenta días y cuarenta noches. Y procedió Jehová a hablarle a Moisés…

Querer limitar las palabras que Dios pronunció con sus ordenanzas o mandamientos es una necedad. Repetimos, fueron muchas palabras y muchas ordenanzas dentro de esas palabras. Y lo que sí tenemos claro es que no limitó ni enumeró Dios diez mandamientos, haciéndolos como más especiales o importantes de los demás. Dios tuvo un comienzo y un fin de todas aquellas palabras que habló a Moisés en el monte Sinaí. Lo que hasta aquí hemos podido comprobar y concretamente en el capítulo 20 de Éxodo, es que no se menciona nada de los tales “Diez Mandamientos”.

Con toda probabilidad, más de uno o casi todos los que lean esto se echarán las manos a la cabeza y dirán: ¡pero sí que dicen las Escrituras que fueron diez mandamientos los que Jehová Dios escribió en las tablas de piedra! Y querrán avalarlo con Éxodo 34: 28, Deuteronomio 4: 13 y 10: 4. A esto debemos enseñar lo siguiente:

2º)  El capítulo 34, versículo 28 de Éxodo según la versión revisada de Reina Valera, dice:

Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Deuteronomio  4: 13, dice:

Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.

Deuteronomio 10: 4, dice:

Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová.

Estos versículos, como hemos dicho, están tomados de la versión Reina Valera, revisada en 1960. Si vamos a los escritos hebreos (ver interlineal hebreo-español) la palabra que aparece es …  y que corresponde en castellano a “palabras” . La palabra mandamientos  en hebreo se escribe … (ver por ejemplo Deuteronomio 10: 13).Como podemos comprobar son dos palabras diferentes en las que no cabe confusión o error alguno. De la misma manera ocurre con los otros dos textos de Deuteronomio, que juntamente con el de Éxodo, son los únicos tres textos   donde aparece la frase “Los Diez Mandamientos” y esto en algunas traducciones como la que hemos mencionado anteriormente de Reina Valera de 1960. Esta traducción como en todas aquellas en las que aparezca la palabra “mandamientos”  en vez  de “palabras”. Fueron mal traducidas o transcritas como hemos podido verificar. Curiosamente en la traducción de Reina Valera de 1909, sí que están estos tres versículos bien traducidos, pero que fueron adulterados en sus posteriores revisiones.

En este segundo punto, queda más probado aún, que es totalmente falso que Las Escrituras hable de diez mandamientos, ya que los escritos hebreos y las traducciones correctas, dicen claramente que fueron diez palabras.

3º) Jehová Dios habló con Moisés para que éste le transmitiera a su pueblo Israel todas esas palabras que incluían mandamientos, para que su pueblo Israel lo guardara. Esto es muy importante y de ahí que lo volveremos a repetir: fue para su pueblo Israel. Es decir, nada tenían que ver los demás pueblos. Leamos algunos textos que lo aclaran.

Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.  Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.    Éxodo 19: 3-6

Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.   Éxodo 24:3

Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.   Éxodo 24: 12

Todo, absolutamente todo el contexto de las Sagradas Escrituras, enseña que ese pacto, esto es, antiguo pacto o testamento fue para con su pueblo Israel, al que dio esas palabras, leyes y mandamientos en el monte Sinaí por medio de Moisés su siervo. Haciendo Jehová Dios de los hijos de Israel, un pueblo especial sobre todos los pueblos.

En este tercer punto queda probado que lo que ocurrió en el monte Sinaí con las palabras escritas en tablas de piedra fue para el pueblo de Israel y no para los demás pueblos incircuncisos o gentiles. Por si aún queda alguna duda, conforme vayamos avanzando en este análisis se irán aclarando aún más dichas verdades.

¿Qué enseña el nuevo pacto o testamento acerca de los diez mandamientos?

4º) Con la entrada del nuevo y mejor pacto, ley de Cristo o gracia, la situación cambió radicalmente. Cristo es ese mediador perfecto, que nos hace ser a los que por naturaleza no somos israelitas, también hijos o pueblo de Dios. Como lo podemos ver claramente en Hebreos, capítulo 8, versículos del 6 al 13, y Efesios, capítulo 2, versículos de 11 al 19, donde se enseña, que:

Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.  Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.

Queda clarísimamente enseñado, que Cristo abolió en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas. O como también en 2ª Corintios, capítulo 3, versículos 3 y 13, dicen:

Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón… y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

Es obvio que en el nuevo testamento o pacto NO se mencione “los diez mandamientos”, por la sencilla razón que no es verdad que fueran 10 mandamientos y sobre todo por lo que estamos viendo, que Cristo ABOLIÓ en su carne la ley de los mandamientos. Esto es lo relevante o lo más importante. Cristo es mediador de un mejor pacto con mejores promesas, donde TODOS, es decir, judíos y no judíos somos uno por la fe en Jesucristo. En cierta ocasión un  escriba le preguntó al Maestro:

¿Cuál es el primer mandamiento de todos?  Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.   Marcos 12: 28-31

La respuesta que Jesús da es como siempre perfecta, se va a la ley de este escriba y la que aún estaba vigente, esto es, la ley de Moisés y le cita Deuteronomio 6: 4, diciéndole que este es el principal mandamiento, o sea el primero. Pero no le dice el primero de los diez (ya sabemos el por qué), sino el principal mandamiento. Además, si comparamos Éxodo 20:3 (el primero de los diez, según las sectas) con Deuteronomio 6:4, veremos que no son lo mismo. Lo mismo ocurre con el segundo mandamiento más importante, que tampoco es equiparable con el de Éxodo 20. Queda una vez más puesta en evidencia, por medio de la Palabra de Dios, la falsedad con que  las religiones o sectas con sus respectivos  maestros nos vienen engañando y confundiendo desde el principio de su existencia.

Jesucristo nuestro Maestro, en el testamento que nos dejó a la humanidad, nos habla a través de sus palabras y mandamientos, no pudiéndose desligar o separar lo uno de lo otro. Dentro de sus palabras están sus mandamientos, como también Jehová Dios lo hizo como hemos podido ver, al principio en ese primer pacto con su pueblo Israel. Las palabras y mandamientos de la antigua ley para el pueblo de Israel fueron muchos, al igual que en la nueva ley de Cristo, pero con una notable y gran diferencia que estos no son gravosos como sí lo fueron los anteriores. En 1ª de Juan, capítulo 5, versículo 3, nos lo enseña diciendo:

Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. A diferencia como hemos dichos de los del antiguo pacto y para el pueblo de Israel, que si lo fueron.

Podríamos enseñar y enseñar mucho más acerca de todo esto, pero como siempre decimos y enseñamos, para eso están las Sagradas Escrituras o Palabra de Dios, Y es un deber individual o dicho de otra manera, de cada uno el de escudriñarla o investigarla para saber o conocer la Verdad o el evangelio de Cristo.

Para terminar, recordaremos lo siguiente:

1º) Es totalmente falso que las Escrituras hable de los diez mandamientos.

2º) Que las palabras que Dios pronunció a su pueblo Israel contenían muchos más de diez mandamientos.

3º) Es totalmente falso que Dios enumerara y diferenciara diez mandamientos como especiales de los demás.

4º) Que las versiones o traducciones donde aparece en Éxodo 34: 28, Deuteronomio 4: 13 y 10: 4 la palabra mandamiento está adulterada, siendo la traducción correcta la de “palabras” y que esas diez palabras que se mencionan en dichos tres versículos, sólo pueden interpretarse como un todo de sus palabras, es decir, las diez palabras representan todo lo que Jehová Dios pronunció a su pueblo Israel por medio de Moisés, donde estaban incluidos sus mandamientos u ordenanzas. Como por ejemplo ocurre con las siete iglesias del Apocalipsis que representan a todas las iglesias.

5º) Que en el pacto vigente o nuevo pacto, ni siquiera se menciona o se habla de esas diez palabras, por puro sentido común y lógica, al haber desaparecido ese primer pacto (que fue para Israel) por la entrada de un mejor segundo pacto en Cristo Jesús para todos los hombres sin acepción ni distinción.

Estimado lector, no solamente las religiones o sectas son culpables de dichas falsedades, sino que todos, en mayor o menor medida lo somos, por no escudriñar las Escrituras y oponernos radicalmente a todas estas religiones o sectas; llámese católica, evangélica, mormona, adventistas, testigos de Jehová, etc., etc. Que engañan, adulterando la Palabra de Verdad y de lo cual tendremos que dar cuenta un día a Dios.





1 comentario :

  1. Romanos 13
    8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
    9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
    10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

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