EXCUSAS PARA SEGUIR A JESÚS.



Mucha gente en algún momento de su vida le ha dicho al Señor que lo seguirán. Sin embargo en lo que terminan es en una secta o denominación. Algunos son atraídos por la música, otros por la elocuencia del predicador y así pudiéramos enumerar muchísimas razones. Hasta por ejemplo como el caso de una mujer que me contó que iba al culto porque ahí bailaban y ella prefería hacerlo ahí que en el mundo. U otros casos que van por conseguir cónyuge, etc. Incluso hay una inmensa mayoría de pastores evangélicos que están ahí por intereses mezquinos. Conozco varios casos: uno me dijo que era pastor evangélico porque no tenía casa y como ahí le proveen casa…Otro, porque le gustaba predicar y ahí lo hace siempre y recibe elogios… Otro, porque es hijo de un pastor y porque como su papá es pastor, él también prefirió serlo y así no estudiar ni trabajar…

Total, muchos son los llamados pero pocos los escogidos (Mateo 22:14). Y esto, no porque Dios sea malo. Sino porque el ser humano prefiere lo más fácil o cómodo. Y esto se debe porque la gente no escudriña las Escrituras (Juan 5:39). Se dejan llevar por sus propios gustos, antojos, comodidades, placeres, costumbres, o simplemente porque determinan en sus razonamientos propios estar bien, donde están y como están. Hay caminos que al hombre le parece derecho pero es camino que lleva a la muerte (Proverbios 16:25).

Amigo, para servir a Dios, no tienes que ir y ser parte de una denominación o secta. Mucho menos ser pastor evangélico o cosa semejante. Es más, lo que debes hacer es no ir ahí, porque no es el Camino (Juan 14:6) y si ya estás dentro, salir (Apocalipsis 18:4). Simplemente tienes que obedecer lo que Jesucristo dijo:


Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14:26-27, 33).

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