La Verdad sobre el Día de Reposo
Estimado lector: Como
siempre es bueno recordar que es muy importante saber distinguir entre el
Antiguo Testamento, Primer Pacto o Antiguo Pacto, Ley de Moisés y los
Profetas; con el Nuevo Testamento,
Segundo Pacto o Nuevo Pacto, Ley de Cristo o Gracia. Para tratar este tema es
necesario comenzar por el Antiguo Testamento y así conocer su origen.
Las Sagradas Escrituras nos
dicen que Dios después de haber acabado la obra que hizo en seis días, reposó
el día séptimo. Como podemos ver en Génesis 2:1-3 diciéndonos:
Y bendijo Dios al día
séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en
la creación.
Lo próximo que podemos ver
acerca de este día, es, después que salieron los hijos de Israel de Egipto, y
Jehová Dios les dijo a través de Moisés que recogiesen del maná que Él les
enviaba del cielo los seis primeros días de la semana y que en el sexto día
recogiesen el doble, pues el séptimo día no hallarían maná en el campo porque
era día de reposo. En Éxodo 16:29-30 dijo Moisés:
Mirad que Jehová os dio el
día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues,
cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. Así el pueblo
reposó el séptimo día.
Más adelante en Éxodo
20:8-11, Jehová dio a su pueblo por medio de Moisés los mandamientos que habían
que guardar diciendo:
Acuérdate del día de reposo
para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo
día es reposo para Jehová tu Dios, no
hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque
en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que
en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de
reposo y lo santificó.
Podríamos ver muchos textos
más y todos ellos están en plena sintonía, avalando que Dios al principio
bendijo el día séptimo, santificándolo como día de reposo, y lo incluyó en la
ley de Moisés para que su pueblo Israel lo guardase durante todo este Antiguo
Pacto o Testamento (ver Ex.31, 35; Lev.26:2; Deut.5:12, etc.). El término
Sabbat no aparece en todo el Antiguo Testamento.
Día del Reposo en el Nuevo Pacto
Es importante recordar que
todos aquellos que hemos nacido después de la muerte y resurrección de nuestro
Señor Jesucristo, somos llamados a vivir según su Gracia o Nuevo Pacto, seamos
judíos o no, esto es, todo ser humano. Seguidamente pasaremos a ver qué es lo
que nos dice Jesucristo.
En Mateo capítulo 12
versículos del 1 al 12 dice:
En aquel tiempo iba Jesús
por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y
comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He
aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero
él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que estaban
con él tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la
propiciación, que no les era lícito comer a él ni a los que con él estaban,
sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día
de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin
culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué
significa: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los
inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. Pasando de
allí, vino a la sinagoga de ellos. Y he aquí había allí uno que tenía seca una
mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de
reposo? Él les dijo:¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si
ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano y la levante? Pues
¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el
bien en los días de reposo.
Las Sagradas Escrituras nos
dicen en el evangelio de Lucas capítulo 13 versículos del 10 al 17, que;
Enseñaba Jesús en una
sinagoga en día de reposo; y había una mujer que desde hacía dieciocho años
tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía
enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu
enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y
glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús
hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe
trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces
el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el
día de reposo a su buey o a su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta
hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía
desatar de esta ligadura en el día de reposo? Al decir él estas cosas, se
avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas
las cosas gloriosas hechas por él.
Aconteció un día de reposo,
que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo,
éstos le acechaban. Y aquí estaba delante de él un hombre hidrópico.
Entonces Jesús habló a los intérpretes
de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Mas
ellos callaron. Y él, tomándole le sanó, y le despidió. Y dirigiéndose a ellos,
dijo: ¿Quién de vosotros si su asno o su buey cae en un algún pozo, no lo
sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo? Y no le podían replicar a
estas cosas (Luc.14:1-6).
Había un hombre que hacía
treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo
que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le
respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el
agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo:
Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó
su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día (Juan 5:5-9).
Investigando las Sagradas
Escrituras acerca del día de reposo, podemos ver con toda claridad, ese antes y
ese después de la venida de nuestro Señor Jesucristo. Mientras en el Antiguo
Testamento bajo la ley de Moisés, el día de reposo se tenía que guardar
estrictamente por mandato, en el Nuevo Testamento bajo la ley de Cristo, el día
séptimo o de reposo es quebrantado por Jesús; enseñándonos, que Él es dueño o
Señor de dicho día.
“Porque el Hijo del Hombre
es Señor del día de reposo”. (Mateo 12:8)
Por eso debe hacerse el bien
como en los demás días. Con su venida, Jesús abroga dicho mandamiento dado bajo
la ley de Moisés liberándonos de él. Todos aquellos que aún se quieren
justificar de alguna manera con la ley de Moisés, como por ejemplo practicando
el día de reposo, suelen hacer una errónea interpretación del texto que aparece
en Mateo 5:17, donde Jesús dijo:
No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir.
Todos estos “líderes o
pastores” que usan este texto para enseñar a otros, que Jesús no abrogó la ley
y que por lo tanto hay que guardarla, ignoran voluntariamente, y digo
voluntariamente porque teniendo las Sagradas Escrituras a nuestro alcance, es
solo cuestión de investigarlas en su totalidad para conocer con toda certeza,
que aunque Jesucristo no vino para abrogar la ley y los profetas, sino a
cumplirla, no obstante, con su cumplimiento quedó abrogada. Una cosa no tiene
por qué excluir la otra. Tenemos todo un contexto en el Nuevo testamento que
así nos lo enseña. Ahora mostraremos algunos ejemplos similares, para que
podamos entender esto algo mejor. En el evangelio de Juan capítulo 3 versículos
17 y 18 dice:
Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado.
Así que Dios no envió a
Jesús a condenar al mundo, sino a salvarlo, pero con su venida también lo
condena. Una cosa no excluye la otra. También dijo Jesús:
No penséis que he venido
para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada (Mateo
10:34).
Pero también dijo Jesús:
La paz os dejo; mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da (Juan 14:27).
Todos sabemos que Jesús es
la Paz verdadera, el Rey de Paz (Hebreos 7:2). Dios mando a su Hijo a traer paz
a la tierra pero a su vez también trajo la guerra. De nuevo vemos como una cosa
no excluye la otra. De la misma manera ocurre con otras muchas cuestiones, como
por ejemplo con la unidad. Jesús vino a unir, en Juan 17: del 21 al 23 nos
dice:
Para que todos sean uno;
como tú, o Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros…,
para que sean perfectos en unidad.
Pero también dijo en Mateo
10:35 lo siguiente:
Porque he venido para poner
en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera
contra su suegra.
Es importante que entendamos
todo esto para no caer en el engaño o confusión de las malas interpretaciones.
Así que volviendo a Mateo 5:
17, es cierto que Jesucristo no vino a abrogar la ley o los profetas, sino para
cumplirla, pero una vez cumplida quedó abrogada.
En Mateo 5:18 añadió Jesús:
Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido.
Aquí vemos claramente lo que
venimos diciendo, el hasta que, indica que una vez cumplida la ley sí habrá
pasado y Cristo cumplió con la ley. De todas maneras como venimos diciendo una
y otra vez, la ley fue dada al pueblo de Israel.
Más fácil es que pasen el
cielo y la tierra, a que se frustre una tilde de la ley (Lucas16:17).
En este texto lo que se nos
está diciendo es que Jesucristo tenía que cumplir la ley y esto nada ni nadie
lo impediría. Jesucristo cumplió con la ley y así nos liberó de ella. Como
claramente se nos dice en Romanos 10:4,
PORQUE EL FIN DE LA LEY ES CRISTO para
justicia a todo aquel que cree.
Después de haber visto esto,
no cabe la menor duda de que Jesús abrogó el día de reposo, dándoles de esta
manera a todos los días la misma importancia o valor. Jesús en respuesta a los
judíos que procuraban matarle, porque quebrantaba el día de reposo les dijo:
Mi Padre hasta ahora
trabaja, y yo trabajo (Juan. 5:17).
Por qué quebrantaba
Jesucristo continuamente el día de Reposo, es que quería provocar a ira a los
judíos o lo hacía por puro capricho? Pues si para Jesús el séptimo día había
que guardarlo como de reposo, cierto es que podría haber hecho estos milagros bien
el día anterior o el día posterior al de reposo y no hubiese enojado a los de
la ley hasta tal extremo de quererle matar. Pero Jesús, como hemos podido ver,
lo quebrantaba una y otra vez para enseñarnos que Él es Señor aún del Día de
Reposo, haciendo iguales todos los días, debiéndose hacer el bien en cada uno
de ellos por igual. De la misma manera que a Dios hay que adorarle todos los
días por igual y esto en espíritu y en verdad (Juan 4: 24).
La Iglesia de Cristo ha de
enseñar estas cosas y oponerse a todo lo que no corresponde a la Verdad.
Así pues queridos amigos,
nosotros como buenos discípulos de Jesús, somos llamados por Él a andar como el
anduvo, haciendo el bien y adorando a Dios el sábado, como el domingo, lunes,
martes, miércoles, jueves y viernes, juzgando a todos los días por igual como
Él nos enseñó. Hacer un día en concreto más especial a otro, no solo no
corresponde a la Gracia, sino que desobedecemos al Maestro, incumpliendo sus
mandamientos o enseñanzas. El domingo como día de reposo, no aparece en todo el
Nuevo Testamento. Esto corresponde una vez más a la confusión y división que
nos acarrean las religiones, denominaciones o sectas adulterando el verdadero
Espíritu que hay en las Sagradas Escrituras. Hay quienes quieren justificar el
domingo como el día que se ha de guardar, porque en ese día Jesús resucitó.
Cierto es que Jesús resucitó el primer día de la semana según el calendario
judío y que corresponde al domingo de nuestro calendario, pero nunca Jesús ni
ningún apóstol mandó guardar dicho día como de reposo o festivo. También hay
quienes enseñan que cuando Juan, en Apocalipsis 1:10, dijo que él estaba en el
Espíritu en el día del Señor, se estaba refiriendo al domingo como el día del
Señor, ¡nada más lejos de la verdad! Si indagamos en las Escrituras el Día del
Señor o Gran Día, corresponde siempre al día de su venida y para nada al primer
día de la semana o domingo. No nos dejemos engañar más por tantas religiones o
sectas. Los verdaderos hijos de Dios hemos entrado en su reposo por la fe en
Él, en Hebreos 4:3 se nos dice:
Pero los que hemos creído entramos en el
reposo.
Como también nos sigue
enseñando Pablo al respecto en (Colosenses 2: 14 al 16), diciendo que
Jesucristo:
Anuló el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y potestades, los
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue
en comida o en bebida, o en cuanto días de fiesta, luna nueva o días de reposo,
todo lo cual es sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo.
La ley de Moisés fue dada al
pueblo de Israel y nada tuvo que ver con el pueblo gentil. Es, una vez que
Cristo cumplió con toda la ley y quedando esta abrogada, cuando se incluye al
pueblo gentil a la salvación por la fe en Él, de la misma manera que a los
judíos. Como bien nos enseña Pablo en Efesios 2: 14 al 16, diciendo que Jesús:
De ambos pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en
sí mismo un solo y nuevo hombre, haciendo la paz y mediante la cruz reconciliar
con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Recuerde: Nuestro Maestro
nunca mandó después de librar a su pueblo de la ley, el que guardásemos un día
en especial como de reposo y mucho menos el sustituir el séptimo día por el
domingo.
El mundo religioso nos
confunde y engaña, como por ejemplo los evangélicos, que tachan a los
adventistas de ser falsos porque según éstos (los adventistas) nadie puede ser
salvo al menos que guarde el Sabbat como día de reposo. Pero es que a su vez
los evangélicos como los católicos y otros, no quieren reconocer que están
cometiendo el mismo error o aún peor, guardando el domingo como el día del
Señor o de reposo de lo que nada habla las Sagradas Escrituras, a esto se le
llama mirar la paja del ojo ajeno y no querer ver la viga en el suyo propio.
En todas las Sagradas
Escrituras, esto es, Antiguo y Nuevo Testamento, los días son enumerados, o
sea, 1º, 2º, 3º, 4º… como Dios lo hizo, y como es lógico nunca aparecen los
días de la semana con el nombre de domingo, lunes, martes, miércoles, jueves,
viernes o sábado y digo como es lógico, porque estos nombres fueron tomados y
sustituidos por el mundo pagano, correspondiendo a los días consagrados a sus
dioses, por ejemplo: el miércoles a Mercurio, el jueves a Júpiter el viernes a
Venus, etc. Ya nos advierte la Palabra de Dios en Colosenses 2: 8, diciéndonos:
Mirad que nadie os engañe
por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los
hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Pero sabemos que todo lo que
la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley (Rom.3: 19).
Queda claro que todo lo que
la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley; y esta ley le fue dada al
pueblo de Israel. Ahora bien, Cristo libró a su pueblo Israel de la ley, y a nosotros los gentiles que nada tuvimos
que ver, ni tenemos que ver con ella, nos salva juntamente con los Israelitas
por creer en Él. Pablo llega a decir:
Guardáis los días, los
meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano
con vosotros (Gál.4: 9-11).
Ahora que conoce lo que Dios
nos enseña acerca del Día de Reposo, no vuelva a dejarse esclavizar guardando
un día en especial como Día de Reposo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario