La Gran ramera – Babilonia la grande
Para ciertas religiones o
sectas, (como pudieran ser los Testigos de Jehová, la iglesia Evangélica, u
otros), la Gran Ramera o Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras y de las
abominaciones de la tierra que aparece en el libro de Apocalipsis, corresponde
a la Iglesia Católica Apostólica Romana. Claro, como es natural esto no le
sienta nada bien a dicha iglesia opinando a su vez, que son las demás esa Gran
Ramera de la que se habla en el Apocalipsis, ya que es ella, esto es, la
Iglesia Católica Apostólica Romana quien cree ser la única verdadera esposa o
Iglesia de Cristo.
Pero, ¿Quién o quiénes son
según las Sagradas Escrituras esa Gran Ramera o Madre de las Rameras? Esto es
realmente lo que importa y debemos saber, lo que Dios dice al respecto. Para
ello, como es natural y siempre hacemos, iremos a investigar la Verdad o
Palabra de Dios.
En el libro de Apocalipsis,
capítulo 17, versículos del 1 al 7 dice:
Vino entonces uno de los
siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá,
y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre
muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores
de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. Y me llevó en el
Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena
de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer
estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas
y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la
inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito: BABILONIA LA
GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Vi a la
mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de
Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. Y el ángel me dijo:
¿Por qué te asombras? Yo te diré el
misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete
cabezas y los diez cuernos.
En el versículo 15 se dice
lo siguiente:
Me dijo también: Las aguas
que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbre, naciones y
lenguas.
Esa gran ramera está sentada
sobre las aguas, esto es, sobre pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
Y llevando el ángel a Juan
en el Espíritu al desierto, le mostró a una mujer sentada sobre una bestia
llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer
tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de
su fornicación; y en su frente un nombre escrito: Babilonia la grande, la madre
de las rameras y de las abominaciones de la tierra. En el versículo 18 se nos
dice:
Y la mujer que has visto es
la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.
Así, que la mujer sentada
sobre la bestia con siete cabezas y diez cuernos, la gran ciudad, Babilonia la
Grande, la Madre de las rameras y de las Abominaciones de la tierra,
representan una misma cosa.
Ahora, es necesario saber
cuáles son esas fornicaciones que se mencionan. Ya desde el principio, Jehová
Dios mandó diciendo a su pueblo en Éxodo 34: 12-16, lo siguiente:
Guárdate de hacer alianza
con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean
tropezadero en medio de ti. Derribaréis sus altares, y quebrantaréis sus
estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a
ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. Por
tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán
en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y
comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas en pos de sus dioses, harán
fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ella.
La fornicación a la que se
refiere Jehová, consiste claramente en tener dioses paganos o ajenos y que,
además, los lleva a todo tipo de inmundicia y abominaciones. Su pueblo era
poseedor del único Dios verdadero y a Él debían de guardar fidelidad. Pero como
es sabido por todos, su pueblo, el pueblo de Israel, no guardó la palabra de
Jehová y cayó en aquello que Dios le había mandado que se guardase. En Jeremías
capítulo 3, versículos del 12 al 14 leemos lo siguiente:
Vé y clama estas palabras
hacia el norte, y dí: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová: no haré caer mi
ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para
siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has
prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no
oíste mi voz, dice Jehová. Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo
soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os
introduciré en Sión.
Mi pueblo a su ídolo de
madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo
hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar. Oseas 4: 12
El Antiguo Testamento está
lleno de pasajes donde podemos ver con toda claridad como su pueblo y esposa
Israel, fornicó yéndose en pos de dioses falsos. Hablando una vez más de Israel
y de su santa Jerusalén, Jehová dijo a
través del profeta Jeremías:
Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus
ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo
de todo árbol frondoso te echabas como ramera. Jer. 2: 20
Sabemos que, en el Antiguo
Testamento, Jehová tuvo un pueblo que Él escogió para manifestarse como único
Dios al resto de las naciones o pueblos
gentiles. Este pueblo, como todos sabemos, fue el pueblo de Israel que, como
hemos podido ver, fornicó y vivió como ramera ¿Es entonces el pueblo de Israel
la Gran Ramera a la que se refiere Apocalipsis 17? Después de haber visto todo
esto parece ser que sí. Pero es necesario conocer toda la Escritura, y no sólo
el Antiguo Testamento, para poder hacer tal afirmación. Hemos de saber que en
el Nuevo Testamento, o Pacto que trajo nuestro Señor Jesucristo, y que
corresponde a lo presente y, por lo tanto, en lo que debemos vivir, Dios hizo
la paz por medio de su sacrificio entre ambos pueblos, esto es, entre el pueblo
de Israel y del resto de los pueblos gentiles, haciendo un solo pueblo suyo.
Esto nos lo enseña muy bien Pablo en su carta a los Efesios en el capítulo2,
versículos del 11 al 18, diciéndonos:
Por tanto, acordaos de que
en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados
incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel
tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los
pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en
Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, que de ambos
pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su
carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas,
para crear en sí mismo de los dos un solo hombre, haciendo la paz, y mediante
la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais
lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de Él los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
¿No es esto maravilloso? Que
perfecto y que perfectamente explicado. Entendemos sin ninguna duda, que Dios
tiene en Jesucristo un sólo pueblo del cual Él y solo Él es su Dios, como en
otra parte de las Escrituras dice: no hay judío ni griego. Ahora que sabemos a
qué fornicación se refiere y que Dios, por la fe en Jesucristo, ha reconciliado
al mundo haciendo un sólo pueblo suyo, entendemos que:
La mujer que tiene en la
frente el nombre escrito: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS
ABOMINACIONES DE LA TIERRA, representa como vimos a la gran ciudad que reina
sobre los reyes de la tierra. Esa gran ciudad o madre de las rameras que reina
sobre los reyes de la tierra no es como dicen algunos la iglesia católica
apostólica romana, sino que esa gran ciudad la componen todos aquellos que
fornican yéndose con dioses falsos o ajenos, aquellos que dicen ser su esposa y
fornican con todo tipo de dioses; de escayola, de fundición, de madera, de
adulterio, de abusos, de homicidios, de odio, de guerras, de venganzas, etc.,
etc.; todos los reyes y moradores de la tierra que fornican con ella. Así que
la gran ramera no es solamente la iglesia católica apostólica romana, (que
también lo es, por fornicar con dioses hechos por manos de hombres y por haberse
embriagado de la sangre de los santos y de los testigos de Jesús, entre otras
muchas cosas), sino que comienza con ese pueblo de Israel que viene fornicando
desde antaño con todo tipo de dioses falsos, habiéndose embriagado con la
sangre de muchos profetas y mártires de Cristo, y continúa con las demás sectas
y religiones, como por ejemplo la islamista o musulmana que no quiere oír a Jesucristo, único Dios verdadero, esto es,
Alá (Dios) Todopoderoso y tienen por Profeta a Mahoma en vez de a Jesucristo y
al Corán como su palabra, llena de injusticias y venganzas en vez del Nuevo
Testamento de Jesucristo. O a la religión evangélica con divisiones internas de
todo tipo, por adulterar la Palabra de Dios, enseñando como doctrinas
mandamientos de hombres y tomando del Antiguo Testamento aquello que les
conviene para sus propios intereses, esclavizando y robando con el diezmo a las
neófitas ovejas. O que decir de los a sí mismos llamados Testigos de Jehová,
que si así lo fuesen harían caso a lo que la Palabra de Dios dice
convirtiéndose en TESTIGOS DE
JESUCRISTO, como nos enseña la Palabra (Hechos 1:8) y tendrían que dejar de
engañar, entre otras cosas con prohibir de comer alimentos, de la abstención de
sangre, de seguir estando bajo la ley y los profetas del Antiguo Testamento y
sobre todo y lo más importante, deberían reconocer que Aquel que vino como Hijo
de Dios para salvar a la humanidad es Dios en mayúsculas. Y también los
mormones que han inventado otro evangelio diferente al de Cristo con todo tipo
de engaño y fábulas, cuando las Sagradas Escrituras deja bien claro que solo
hay un evangelio el de Cristo y si no, vean lo que Pablo dice en Gálatas 1: 8,
“Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado sea maldito”. Es claro y tajante, el otro
evangelio que poseen los mormones es maldito.
Los “adventistas del séptimo
día”, aferrados totalmente a la ley, tachan a las demás sectas de que son la
ramera del Apocalipsis. Y esto, porque no guardan el día de reposo, el sábado.
Éstos ignoran voluntariamente que los que hemos creído en Cristo entramos en su
reposo (Hebreos 4:3).
Y así podríamos continuar
con un sin fin de sectas, religiones o denominaciones a las que la Palabra
llama fornicarias y forman parte de esa Madre de las Rameras o Gran Ciudad que
reina sobre los reyes y moradores de la tierra por fornicar con dioses falsos.
Seguidamente les mostraremos
conforme a la Palabra de Verdad, la sentencia que le espera a esta gran ramera.
En el versículo 7 leímos que la bestia que trae sentada a la mujer tiene siete
cabeza y diez cuernos. Los versículos que le siguen del 8 al 14 dicen:
La bestia que has visto,
era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de
la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del
mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia, que era y no es,
y será. Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete
montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos
han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que
dure breve tiempo. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de
entre los siete, y va a la perdición. Y los diez cuernos que has visto, son
diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán
autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito,
y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y
el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que
están con Él son llamados y elegidos y fieles.
La bestia compuesta por
siete cabezas y diez cuernos representa a reyes que entregarán su poder y su
autoridad a la bestia. Estos pelearán contra el Cordero (Cristo) y el Cordero
los vencerá. A continuación en el capítulo 18, versículos del 1 al 8, se dice
que:
Después de esto vi a otro
ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su
gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran
Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu
inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las
naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la
tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido
de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de
ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis
parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se
ha acordado de sus maldades. Dadle a ella como ella os ha
dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida,
preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en
deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy
sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo
día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego;
porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.
Así que después de haber
peleado esa bestia contra el Cordero y haber sido vencida por Cristo, se ha
dado por derrotada esa gran Babilonia, la madre de las rameras y de las
abominaciones de la tierra, habitación de demonios, guarida de todo espíritu
inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible, a la que le vendrán sus
plagas; muerte, llanto, hambre y será quemada con fuego, como sentencia (ver
capítulos 15 y 16).
Por eso estimado oyente, tú
que aún sigues formando parte de una religión, secta o denominación, llámese
como se llame, o que vives en este mundo ajeno a la voluntad de Dios y según
los deleites de la carne o placeres de esta vida, creándote a tu propio dios,
oye al Único y Verdadero, al que nos dice que salgamos de esa Gran Babilonia o
Ramera en la que nos encontramos, para no ser partícipe de sus pecados y
recibir parte de sus plagas. Esos dioses falsos que encontramos en todas las
religiones o sectas, son representados por imágenes y esculturas hechas por
hombres o por diversas doctrinas falsas con las que reflejan a esos falsos
Cristos. Jesús dice:
Porque se levantarán falsos
cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aún a los escogidos. Mateo 24:24
No se deje engañar más por
nadie, Jesús en Mateo 7:13 dice:
Entrad por la puerta
estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta,
y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Las religiones y el mundo representan la gran Babilonia o Ramera que se encuentra en ese camino espacioso que lleva a la
perdición, y que como vemos por la Palabra y confirma la vida real, son muchos
los que están en él. En Cristo o es Sí o es No, o somos de Dios o del Diablo, o
entramos por la Puerta estrecha o por la ancha, o formamos parte de Babilonia
la gran ramera o de la Esposa fiel y verdadera de Cristo. Pero la realidad que
corresponde a la Iglesia fiel y verdadera, es la del camino angosto y Puerta
estrecha, siendo pocos los que la hallan. También dice Jesús:
Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:22 y 23
Esto claramente va por las
religiones y sectas donde muchos le llaman Señor y dicen hacer muchas cosas,
como pueden ser: imágenes, templos o iglesias y muchas falsas enseñanzas en su
nombre, cuando verdaderamente Jesús dice todo lo contrario. Estos, que dicen
ser judíos, cristianos, testigos de Jehová, etc., etc., y no lo son, sino como
las Sagradas Escrituras los llama: sinagoga de Satanás (Apocalipsis 2:9), o
como también hemos visto: habitación de demonios y guarida de todo espíritu
inmundo (Apocalipsis 17:2).
La Gran Ramera con sus
fornicaciones nos dividen, nos separan, unos dicen ser de Benedicto XVI, otros
de Juan Pablo II, otros de Mahoma, otros de Apolos, otros de Cefas, quiero
decir, unos dicen ser católicos, otros judíos, otros evangélicos, otros
islamistas, etc.; salid de ellas, como nuestro Maestro Jesucristo nos manda y
unámonos como verdadera Iglesia de Cristo, donde Él es nuestro profeta, Pastor
y Maestro, esto es, la Cabeza y nosotros su Cuerpo y hermanos unos para con
otros. Unidos por todas las coyunturas y esto por medio de su Palabra. Un
Señor, una fe y un bautismo. La Esposa esperando al Esposo, como bien nos
enseña en Efesios 5: 27, diciéndonos:
A fin de presentársela a sí
mismo, una Iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha.
¿ Y por casualidad no leíste en salmos 83 : 18 que el nombre de DIOS es JEHOVA y no Jesús ?
ResponderEliminarN l
ResponderEliminarLA BABILONIA ES LA IGLESIA FALSA (PARECE CRISTIANA PERO NO LO ES) ES MADRE PUES TODAS LAS RELIGIONES PAGANAS SON HIJAS DE ELLA
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