¿POR QUÉ NO SE DEBE DIEZMAR?
No podemos hablar del
diezmo, sin tener en cuenta el Antiguo Pacto y concretamente la Ley de Moisés.
De ahí, que estamos obligados a aclarar algunos puntos y
diferencias entre el
Antiguo Pacto o Testamento,
y el Nuevo, para saber que:
El Diezmo fue un mandamiento
que ordenó Jehová (o Yahvé, según traducción) a Moisés para los hijos de Israel
en el monte Sinaí, para la dedicación y consagración a Jehová (Levítico 27: 30
– 34).
A los levitas (hijos o
descendientes directos de Leví), le fueron dados, por ley, todos los diezmos en
Israel por heredad, por su ministerio o servicio del tabernáculo de reunión.
Mas no podían poseer otra heredad entre los hijos de Israel. Y a su vez, los
levitas tenían que ofrendar a Jehová el Diezmo de los diezmos recibidos.
(Números 18: 21 – 32).
Del Diezmo, Jehová mandó que
se cubriesen las necesidades de los extranjeros, huérfanos y viudas que había
entre ellos (Deut 14: 27 – 29 y 26: 12 – 13) y ( 2ª Cró 31: 2 – 21).
Si investigamos las
Escrituras, veremos que el mandamiento del Diezmo fue dado en el Antiguo
Testamento bajo la Ley de Moisés, para ofrenda a Jehová y para cubrir las
necesidades de los sacerdotes, que tenían que ofrecer diariamente sacrificios
por sus pecados y por los del pueblo, y además, con el Diezmo se amparaba a los
necesitados de entre ellos (Hebreos 7; Levítico 27; Número 18; Deuteronomio 12,
14, 26; 2ª Crónicas 31; Nehemías 10, 12, 13).
La Palabra enseña que todo
lo que la ley dice, lo dice A LOS QUE ESTÁN BAJO LA LEY, para que toda boca se
cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; Ya que, por las obras de
la ley ningún ser humano será justificado delante de Dios; porque por medio de
la ley es el conocimiento del pecado (Rom 3: 19, 20).
Resaltar o recalcar que el
Diezmo sólo se da en el Antiguo Testamento (La Ley), y que en el Nuevo
Testamento no aparece ni tan solo una práctica de él, a pesar de que el apóstol
Pablo, entre otros, fue usado por Dios en gran manera, para predicar el
evangelio que le había sido dado por revelación (en su caso), y para enseñar a
las iglesias (o congregaciones) todo cuanto Jesucristo le había mandado.
Ninguno de los apóstoles, siervos o discípulos de Jesús (judíos o gentiles)
guardaban o enseñaban el mandamiento del Diezmo, porque entendieron que una vez
venido Lo Perfecto (La Gracia), tal mandamiento bajo la Ley dejaba de ser
(Hebreos 8: 13).
Para aquellos “maestros” que
enseñan que el Diezmo es un mandamiento de Dios no abolido, tenemos que
decirles (como también Jesucristo les dijo a los fariseos, escribas, etc…) que
yerran porque ignoran las Escrituras y el poder de Dios. Estos avalan el
Diezmo, usando el único texto existente en los evangelios que menciona la
palabra Diezmo, y que está en Mateo 23: 23 o Lucas 11: 42, y no entienden que
Jesús se estaba dirigiendo a los que estaban bajo la ley, esto es, a los
escribas y fariseos, llamándoles hipócritas porque estaban diezmando las cosas
más insignificantes (la menta, el eneldo y el comino) y dejaban de hacer lo más
importante de la Ley (La justicia, la misericordia y la fe), y añade que: esto
era necesario hacer (el diezmar la menta, el eneldo y el comino) sin dejar de
hacer aquello (evidentemente lo que habían dejado de hacer: la justicia, la
misericordia y la fe). Si hacemos un pequeño análisis gramatical del texto,
podemos apreciar que al principio como se está dirigiendo a los escribas y
fariseos, lo hace en Presente y después usa el Pretérito “ERA”, que indica que
tal suceso (el diezmar) dejaba de ser “esto era necesario hacer”. No obstante,
aún sin éste análisis gramatical, sino por la suma de la Palabra de Dios, los
que quieran hacer la voluntad de Dios, conocerán si ésta doctrina es de Dios o
“si yo hablo por mi propia cuenta”, dice Jesucristo (Juan 7: 17).
Pues la Santa Palabra de
Jesucristo nuestro Señor nos dice:
Que ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los
que creen en Él (Romanos 3: 21- 22).
“Porque el fin de la Ley es
Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Rom. 10: 4).
“Porque la ley y los
profetas eran hasta Juan” (Lucas 16: 16).
“Pues ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6: 14).
“De manera que la ley ha
sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, (ley o esclavitud”)
(Gálatas 3: 24, 25).
Ahora Dios nos habla a
través de su Hijo (Hebreos 1: 1,2), y nos enseña lo que: Pablo a los corintios
dijo en su segunda epístola.
Cada uno dé como propuso en
su corazón, no con tristeza, ni por necesidad (por ley), porque Dios ama al dador alegre (2ª Corintios
9: 7).
“Que se reparta a cada uno
según su necesidad” (Hechos 2: 44, 45 y
4: 32 – 37).
En cuanto a la ofrenda para
los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias,
cada uno de vosotros ponga aparte algo según haya prosperado (1ª Corintios 16: 1, 2).
Como podemos comprobar por
el Nuevo Pacto, es bien cierto que NO existe un contexto para decir que el
Diezmo es un mandamiento de Dios, pero sí que tenemos un amplísimo contexto
para decir que el Diezmo, (como otras muchas cosas que estaban bajo la Ley de
Moisés, o Antiguo Pacto), han sido abolidas por la ley de Cristo, esto es, La Gracia.
Pues las Santas Escrituras nos enseñan que:
Dios nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto; no de la letra (ley), sino del Espíritu, porque
la letra mata, mas el Espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado
con letras en piedras fue con gloria (La Ley de Moisés), tanto que los hijos de
Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria
de su rostro, la cual había de perecer, ¿Cómo no será más bien con gloria el
ministerio de justificación? Porque aún lo que fue glorioso (Ley de Moisés o
Antiguo Pacto), no es glorioso en este respecto en comparación con la gloria
más eminente (la de Cristo). Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más
glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de
mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que
los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser
abolido (La Ley Mosaica o Antiguo Pacto) porque hasta el día de hoy, cuando
leen el Antiguo Pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por
Cristo es quitado. Y aún hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo
está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el
velo se quitará (2ª Corintios 3: 6 – 16).
Algunas reflexiones sobre el
Diezmo:
Marcos 10: 17 – 22 ¿Por qué
Jesús le dijo a este hombre, que guardaba la ley, que debía vender TODO lo que
tenía y darlo a los pobres? Si el mandamiento fuese el Diezmo, no tendría que
venderlo todo y darlo a los pobres, sino la décima parte, y así cumplía
perfectamente con la Ley.
Hechos 5: 1 – 6 ¿Por qué
Ananías sustrajo del precio de la heredad una parte? Si el Maestro hubiera
enseñado que el Diezmo había que seguir cumpliéndose, Ananías lo hubiera tenido
muy fácil, él solo tendría que haber dado una parte (el Diezmo), y el resto
podía habérselo quedado (que es lo que la Ley mandaba). ¿Por qué Pedro le dijo
a Ananías que podía haberse quedado con la heredad, y vendida con el dinero? Si
el mandamiento fuese el diezmar, Pedro no podría haberle dicho tal cosa, pues
su obligación hubiera sido el Diezmo, pudiendo haberse quedado con el resto.
La Ley del Diezmo no era lo
perfecto (Hebreos 7: 19).
Si una persona gana Q5.000
al mes y da la décima parte, aún le quedan Q 4.500 para su sustento. Pero si
otra persona gana Q 800 al mes, teniéndolo bastante ajustado para llegar a
final de mes y además está obligado a dar la décima parte, tan solo le
quedarían Q 720 ¿Dónde está la justicia?
Mientras uno aún tiene después de haber diezmado para vivir holgadamente, el
otro que de por sí lo tenía difícil, después de diezmar lo tiene aún peor.
El Diezmo no se mandó en el
Antiguo Pacto para dar un salario a los sacerdotes, pastores, etc… Ni para
pagar (como hacen hoy día) el teléfono, la electricidad, el suministro de agua
o gas, el vehículo, la casa, etc… de dichos “ministros”.
Nuestro Señor Jesucristo,
trajo lo perfecto. Por eso no mandó diezmar. Las ofrendas han de ser de corazón
para cubrir las necesidades de los santos poniendo aparte cada uno algo, según
haya prosperado. Él nos dio ejemplo de igualdad y derechos (Mateo 10 24, 25, y
Mateo 20: 1 – 16).
Pablo dijo: La abundancia de
unos, supla la escasez de otros, para que haya igualdad. El que recogió mucho,
no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos (2ª Corintios 8: 14, 15).
Dios quiere que Usted esté
dispuesto a oír y a escudriñar su Palabra, pues ellas son las que dan
testimonio de Jesús, y no se deje engañar por filosofías, costumbres,
religiones, sectas o denominaciones, que lo que hacen es confundir, teniendo
como mandamiento doctrinas de hombres, o viviendo todavía en parte o
totalmente, bajo el Antiguo Pacto. No busquemos a Dios en religiones, o en
templos hechos por manos de hombre, donde Él no habita (Hechos 7: 47 – 51),
sino que le busquemos y adoremos en Espíritu y en Verdad (Juan 4: 20 – 24).
¡MUY IMPORTANTE!
Para poder entender todo
esto mucho mejor y no quedar duda alguna, es muy importante que analicemos bien
lo que ocurrió en Hechos de los Apóstoles capítulo 15. Aquí surgió por primera
vez este gran problema entre la
circuncisión, ley de Moisés y la Gracia
o ley de Cristo. Esta cuestión, tan importante y trascendental, se solucionó en
aquel entonces; como seguidamente vamos a poder comprobar en Hechos 15 donde se
nos dice que:
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los
hermanos lo siguiente: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no
podéis ser salvos. Por esta cuestión Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y
contienda no pequeña con ellos, Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían
creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que
guarden la ley de Moisés. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y dijo entre otras
cosas, que Dios no hizo ninguna
diferencia entre ellos (los judíos) y los gentiles, purificando por la fe sus
corazones y añade: Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la
cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos
podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvo,
de igual modo que ellos. Después de
hablar Pedro, también lo hicieron Bernabé, Pablo y Jacobo (ver vers.12-23). Y
acordaron lo siguiente: no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Quedó pues clara y solucionada esta cuestión,
llegando al acuerdo de que a los gentiles que
creían, no se les mandasen la circuncisión, ni el guardar la ley de Moisés. Cosas que además
en Cristo han envejecido o desaparecido (Hebreos 8:13).
Es necesario escudriñar las
Escrituras y entender que la circuncisión como la ley de Moisés les fue dado al
pueblo de Israel y nada tuvo que ver con esto los gentiles. Y como hemos visto,
cuando surgió el intento de parte de algunos que aún no habían entendido el
mensaje de Cristo, de querer imponerles a los gentiles que creían la
circuncisión y que guardasen la ley de Moisés, fue rechazado por el Espíritu
Santo, la iglesia con los apóstoles y los ancianos. ¿Quién, cuándo y a quienes se les ordenó en
el Nuevo Pacto imponerles a los gentiles tales cosas? Estos que aún lo hacen no
se han enterado, o por interés no se han querido enterar, que con la venida de
Cristo aún a los que les fueron dadas la circuncisión y la ley de Moisés, esto
es, a los Israelitas, Cristo los ha liberado de ellas. Las Escrituras dice
claramente:
“Por tanto, acordaos de que
en otro tiempo, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión
por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos
de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo
Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos
por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo
uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en
sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la Paz, y mediante la cruz
reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo (LA IGLESIA), matando en ella las enemistades. Y vino y anunció
las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban
cerca; porque por medio de Él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo
Espíritu al Padre” (Efes.2. 11-18).
NO SE PUEDE DECIR MÁS CLARO.
La iglesia de Cristo tiene el deber de enseñar esto y decir a las religiones,
sectas y denominaciones que dejen de engañar y dividir. Que dejen de cobrar el
diezmo y todo lo demás que se incluye en la ley de Moisés. Quienes quieran
encontrar en las Sagradas Escrituras que hay que diezmar y si no diezmas pecas,
deberá retroceder en la historia, irse al Primer Pacto, Antiguo Pacto, Ley de
Moisés o Antiguo Testamento, esto es, a lo pasado y que correspondió solo y
exclusivamente al pueblo de Israel y a los que con ellos habitaban
(forasteros). No nos cansamos de repetir que con la venida de nuestro Señor
Jesucristo, todos los profetas y la ley fueron hasta Juan (Mat.11: 13).
¿¿ QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UN DIEZMO VOLUNTARIO Y UN DIEZMO POR LA LEY, SI EL DIEZMADOR (CONCIENTE O INCONCIENTE) MIENTE AL DARLO ??
ResponderEliminarEl diezmo que muchos pastores en las iglesias, quieren exibír como “voluntario” es una falacia por que no puede ser recriminado, por la falta de sinceridad, fidelidad y veracidad.
Abraham nunca dio el diezmo de sus bienes, solo del botín; Jacob nunca lo cumplió.
Y muchos quieren llamar “diezmo voluntario” a lo que voluntariamente (valga la redundancia) depende de la integridad cuestionable del hombre.
Cuando se da a elegir al hombre, para que separe diezmos de manera voluntaria, se cae en la “Tradición del Fariseismo religioso” (Mateo 15:3,6.) Porque carece de Mandamiento de Dios para la iglesia de Cristo.
Los argumentos para implementar o fomentar el diezmo a las iglesias de Cristo, ya sea voluntario, o ya sea por la Ley, (como lo quieran llamar) son anti-cristiano, porque no son sustentable por la doctrina apostólica.
Abraham fue honesto al dar los diezmos; pero solo del botin (no de sus riquezas), por que si nó, Jehová se lo hubiera reprochado.
Pero Jacob no lo cumplió;
Y el pueblo Judío (la nación toda) apesar de la condición de maldición que lo precedía no lo cumplieron.
¿Acaso pienzan, que porque un gran número de pastores (de estos tiempos de apostacía) implementen “el diezmo voluntario” es un propósito que viene de Dios para la iglesia de Cristo?
El diezmo voluntario es una falacia porque carece de fidelidad y veracidad, pues, no se garantiza de ¿qué? se diezma; y se cae entonces, en lo improbable. Luego, ¿cómo juzgará Dios a las personas que medalaganariamente ponen algo en un sobre, y luego le dicen al pastor: “ahí están mis diezmos”?.
¿Cómo juzgará Dios a las personas que mienten en algo que no es obligatorio, sino voluntario, pero que mienten?.
Y todos sabemos que los mentirosos no entran en el reino de Dios.
ENTONCES;
¿¿ QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UN DIEZMO VOLUNTARIO Y UN DIEZMO POR LA LEY, SI EL DIEZMADOR (CONCIENTE O INCONCIENTE) MIENTE AL DARLO ??
Muchos dirán: “bueno, ya eso lo juzgará el Señor”.
ENTONCES;
¿por qué se lleva a la persona lavada en la sangre de Cristo, a caer en lazo de maldición, poniéndole un yugo que ni Judíos ni gentiles han podido llevar?. ¿Por qué se le hace tropezar?
Si los Cristianos fueran a ser juzgados por los diezmos, (ya sean voluntarios o por la Ley), todos se irían al infierno; y el sacrificio de Cristo, entonces, sería en vano.
POR TANTO, EL DIEZMO PARA LA IGLESIA DE CRISTO YA SEA VOLUNTARIO, O POR LA LEY, NO ESTÁ SUSTENTADO EN LA DOCTRINA APOSTÓLICA CRISTIANA,
Yo no caigo en ese lazo; Yo me doy por entera a mi Señor, incondicionalmente; todo lo que esté a mi alcance lo haré por “AMOR” a mi Salvador Jesucristo.
Pues, ¿Por qué se ha de juzgar “MI LIBERTAD” por la conciencia de otro?.
-Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados.-
-Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.
¡¡¡ A DIOS SEA TODA LA GLORIA !!!
Dios los bendiga
Bueno, debo decir que hablar de un diezmo voluntario está fuera de toda verdad bíblica, ya que el diezmo fue un mandamiento a los judíos bajo la ley de Moisés. Por eso el Maestro nunca lo mandó guardar, porque su vigencia fue hasta Juan (Mat. 11:13).
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