¿POR QUÉ NO SE DEBE CELEBRAR LA NAVIDAD?
La gran mayoría de gente se
expresan por esta época diciendo que es la mejor temporada del año. Y agregan
que no es para menos, pues celebran el cumpleaños de Jesús. Sin embargo cuándo
y dónde Jesús nos mandó celebrar cumpleaños. Para los que hemos creído en
Jesucristo como Señor y Salvador y por lo tanto nos ceñimos estrictamente en
las Sagradas Escrituras, no encontramos el que tengamos que hacer fiesta o
conmemoración por cumpleaños. Es más, para los Hijos de Dios, hay igualdad de
días, no diferenciando ninguno de ellos como más importante que otro. Así como
existe igualdad de personas ante Dios, también hay igualdad de días. Y es por
ello que Pablo nos dice:
Guardáis los días, los
meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabado en vano
con vosotros (Gálatas 4:10-11).
En Cristo no se puede ni se
debe guardar, celebrar o considerar un día como especial y hacer fiesta por
eso. NO importa si es una festividad religiosa o pagana. Viene siendo lo mismo.
Si se hace teniendo el conocimiento de la Palabra de Dios que no se debe hacer;
entonces el Evangelio es en vano para tales personas.
La Navidad, en vez de ser
una alegría para Jesús, se convierte en una abominación al igual que todo
aquello que va en contra de su voluntad o Palabra. Como por todos es sabido, es el día en el que
se conmemora el nacimiento de Jesús y tiene lugar el 25 de diciembre. Ya mucho
antes de dicha fecha se hacen los preparativos para tal acontecimiento. Las
calles de prácticamente todas las ciudades o pueblos son adornadas y alumbradas
de múltiples colores como así también los hogares, buscando con ello un
ambiente especial de paz y armonía.
Sin duda alguna es la
festividad más señalada del calendario cristiano-religioso. Dentro del mundo
católico apostólico romano tienen por costumbre de montar un belén, compuesto
por imágenes hechas de diferentes materiales como de plástico, escayola, madera
o barro, pretendiendo recordar a
aquellos personajes que protagonizaron aquel momento histórico del nacimiento
de Jesús. Naturalmente en un belén no pueden faltar las imágenes de la Virgen
María, San José y el niño Jesús.
Por otro lado el mundo
protestante-evangélico tiene por costumbre de poner un árbol (normalmente un
abeto), adornado con bolitas y luces de colores, aunque también hacen
belenes, sobre todo a los que ellos
llaman belenes vivientes que lo forman los mismos feligreses, representando de
la misma manera a los que según ellos formaron parte del día del nacimiento de
Jesús. Por supuesto que no faltan los villancicos, las zambombas, esos cánticos
que el hombre compone para adorar a María la Virgen, a San José, a Jesús y a
otros muchos santos o apóstoles.
Y ya, no que decir, de las
grandes cenas con todo tipo de manjares. Dependiendo del poder adquisitivo de
cada cual, si es posible, hay quienes aprovechan dicha festividad para tomarse
unos días de vacaciones, viajar a otro país y celebrarlo allí por todo lo
grande, e incluso algunos por no disponer en ese momento de dinero suficiente
para pasar en grande la Navidad, recurren a una entidad bancaria, se endeudan
con un préstamo que deberán devolver mensualmente.
Ahora bien, a todo esto de
apariencia celestial y divina, donde el hombre exterioriza de una manera
especial su fe y amor en Dios a través de la
Navidad, cabe preguntarse si verdaderamente estas cosas corresponden a lo
que Cristo vino a transmitirnos o enseñarnos con su venida o nacimiento. ¿Hacemos bien en celebrar la Navidad o no?
Para conocer las respuestas
a estas preguntas, es necesario e imprescindible recurrir al Libro en el que el
mismo Jesús enseñó la verdad de todas las cosas, inspirando para ello a hombres
que Él mismo escogió de antemano, naturalmente nos estamos refiriendo a las
Sagradas Escrituras.
Empezaremos por aclarar que
la palabra Navidad no aparece en las Sagradas Escrituras, es un término
inventado por el hombre como por ejemplo ocurre con la trinidad, purgatorio,
limbo, la santa cena, la primera comunión u otros. En este caso la definición
de la palabra Navidad como dijimos al principio, es la conmemoración del
nacimiento de Jesús, que según la
iglesia católica y otras se efectuó el 25 de diciembre del año cero, es decir,
hace más de 2016 años.
Lo mismo ocurre con la fecha
de su nacimiento, que tampoco aparece en las Escrituras que Jesús naciera un 25
de diciembre, es más, para nada se dice o enseña que dicho acontecimiento tengamos que
conmemorarlo y mucho menos un día en concreto como en este caso el día 25 de
diciembre. Día, por cierto en el que con toda probabilidad no naciera Jesús, ya
que como narra el evangelio de Lucas, capítulo 2, versículo 8:
Había pastores en la misma
región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Y a finales de diciembre lo
habitual es que haga mucho frío e incluso nieve y por consiguiente los pastores
no guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños, y ya no que decir del
frío que hubiese habido en el pesebre donde acostaron al niño nada más nacer,
por no haber lugar en el mesón.
Así pues, nada más con lo
que hemos aclarado hasta aquí, podemos afirmar, que la palabra Navidad con su
definición no corresponde a la verdad, y por lo tanto es un gran engaño y una
gran mentira.
Además de todo esto, hay que
destacar la gran idolatría que ejerce el mundo cristiano-religioso en esta
festividad navideña. Sus imágenes de plástico, madera, barro, escayola o de
personas que crean como representaciones divinas, constituye una gran ofensa a
Dios, como se dice en Romanos capítulo 1, versículos del 21 en adelante:
No le glorifican como a
Dios, ni le dan gracias, sino que se envanecen en sus razonamientos, y su necio
corazón es entenebrecido. Profesando ser sabios, se hacen necios, cambian la
gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible.
Y con sus cánticos y
villancicos, adoran a otros que no son Dios, como por ejemplo a la Virgen
María, a San José, San Pedro, San Pablo, etc., incumpliendo voluntariamente lo
mandado y recordado por Jesús cuando dijo:
Escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a Él solo servirás (Mat. 4:10).
¡Ay de éstos que anuncian
otros evangelios diferente del que nos anunció Jesús y los apóstoles! como en
este caso con la falsa Navidad, que como se dice en Gálatas 1:6-9: Aquellos que
anuncian un evangelio diferente malditos son ellos y sus falsos evangelios.
¿Qué Jesús nació?
naturalmente que sí, como lo narra en el evangelio de Lucas, capítulo 2,
versículos del 4 al 11, donde dice que:
José subió de Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por
cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su
mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos
allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón… Pero el ángel les dijo: No temáis; porque
he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha
nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
Pero esto ocurrió, NO para
hacer del nacimiento de Jesús una fiesta pagana llena de mentiras y engaño; NO
para hacer negocio con ello; NO para glotonerías, borracheras, adulterios,
fornicaciones y otros muchos pecados que en esa celebración aumentan considerablemente.
NO para hacer de su nacimiento un espectáculo teatral o cinematográfico. NO
para hacer un ritual o una conmemoración anual que nada tiene que ver con la
verdad de su nacimiento.
El nacimiento de Jesús hay
que entenderlo y aceptarlo espiritualmente como ocurre con toda su Palabra. El
nacimiento de Jesús se da en la persona, desde el primer día en la que ésta
verdaderamente deposita su fe en Él, y esto puede ocurrir y de hecho ocurre en
cualquier día del año. A partir de ahí pasamos a ser su templo, el lugar donde
Dios habita, llamados a servirle para anunciar todas las cosas que Él ha
enseñado y mandado (Mateo 28: 19 y 20; 1 Pedro 2:9).
Cualquier persona que haya
creído en el verdadero nacimiento de Jesús, entenderá perfectamente que esto
que venimos enseñando es de Dios. Y si ha estado practicando la mal llamada
Navidad inventada por los hombres, dejará inmediatamente de celebrarla e irá
corrigiendo por la Palabra de Dios a todos esos falsos maestros, sacerdotes o
pastores religiosos que la enseñan y practican en contra de Cristo.
Sepa, que Jesús el único
Dios verdadero jamás mandó conmemorar su nacimiento como nos lo enseñan las
religiones o sectas con sus denominaciones. Tanto es así, que en las Escrituras
este mismo acontecimiento del nacimiento de Jesús, solamente se narra en el
evangelio de Mateo, capítulos 1 y 2, y en el de Lucas capítulo 1 y 2, y
nada o poco más.
Sepa, que, como no podía ser
de otra manera, en los más de cuarenta años que los apóstoles de Jesús
anunciaron el evangelio, nunca y a ninguno de ellos se les ocurrió ese gran
disparate de celebrar o conmemorar el nacimiento de Jesús. Es que lo tenían muy
claro, como el mismo Pablo lo revela en su segunda carta a los Corintios,
capítulo 5, versículo 16, diciendo:
De manera que nosotros de
aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos
según la carne, ya no le conocemos así.
Al mal llamado cristianismo,
compuesto por católicos, ortodoxos, protestantes, evangélicos, testigos de
Jehová, adventistas o mormones entre otros, les ocurre lo que dice en Romanos 1
del 24 en adelante, que:
Dios los entregó a la
inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron
entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador.
Sí, esto es lo que se hace
con el festejo de la Navidad, como con otras muchas cosas, cambiar la verdad de
Dios por la mentira, se honra y da culto a las criaturas (imágenes, esculturas)
antes que al Creador.
En la celebración de la mal
llamada Navidad, los padres hacen todo lo posible para reunir en ese día a
todos sus hijos, hacen un gran esfuerzo para ofrecer lo mejor en comida y
bebida, en tener una comunión que difícilmente se podrá repetir en otro día del
año, hablar con ellos de lo vivido y de sus proyecto. Pero de lo que menos se
habla, por no decir nada, es de Dios y su Palabra o de adorar a Dios en
espíritu y en verdad como es necesario que se le adore (Juan 4:24).
El mundo cristiano-religioso
no se queda aquí, sino que seis días
después de celebrar ésta fiesta pagana, entra en otra más como es la
celebración de la noche vieja y año nuevo. Fiestas donde se vuelve a derrochar
dinero en comidas, bebidas y sobretodo en fuegos artificiales, mientras otros
muchos están muriendo de hambre y sed. Y donde de nuevo pecados como el
adulterio, la fornicación y la borrachera se incrementan de forma notoria en
estas celebraciones. Celebraciones en las que los verdaderos nacidos en Cristo,
no deben ni pueden tener parte en ellas. Los nacidos en Cristo como Él nos lo enseñó en el capítulo 3 del evangelio
de Juan, diciéndonos que: nos es necesario nacer de nuevo, nacer del Espíritu.
Este es el nacimiento transcendental del que nos habla Jesús, el nuevo
nacimiento del Espíritu.
Podríamos seguir hablando de
Santa Claus, papa Noel, los Reyes Magos, San Nicolaus o como le quieran llamar,
con los que se engañan a los más pequeños, haciéndoles creer que todos estos
personajes forman parte de esa Navidad Divina, cuando en realidad es todo una
gran falsedad.
Amigos, no se dejen engañar
más, ni por el mundo, ni por la religión, llámese como se llame, como Dios nos
exhortó por medio de Pedro en su primera carta, capítulo 4, versículo 3,
diciendo:
Baste ya el tiempo pasado
para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias,
concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.
Crea, que la venida de
nuestro Señor Jesucristo está cerca. Y si usted está en una religión salga de
ella, pero si no lo está, no procure entrar. Porque las religiones son todas
obras de hombres, procedencia del mundo gentil que nunca conoció a Dios y por
lo tanto no tuvieron en cuenta su verdadero nacimiento, y donde nunca podrá
encontrar a Dios. Eso sí, no se tarde más en creer en Jesús, que es el camino,
la verdad y la vida; en seguirle, para que cuando Él venga pueda acompañarle al
reino de los cielos y disfrutar para siempre la vida eterna que Dios ha
prometido. Escudriñe su Palabra, rechace todas estas celebraciones que proceden
del paganismo y deje que verdaderamente el nacimiento de Jesús se haga realidad
en su vida.
Así es... hay evidencia d q la gran mayoría d las festividades "cristianas" son de origen pagano! Dicha prueba existe y es contundente; sólo hay q buscar información al respecto!
ResponderEliminarPara la primera venida de Jesús al mundo, no hay día, fecha ni imagen registrada.
ResponderEliminarEn las Sagradas Escrituras esta la verdad de Dios, para los creyentes.
Entre lo que encontramos la gran promesa de la segunda venida de Jesús.
Y, estamos advertidos de estar pendientes, porque no sabemos el día ni la hora.
La natividad sustenta que existe un Salvador para el que así lo crea y obedezca.
Dios no quiere que nos estanquemos en el nacimiento, la muerte y resurrección de su hijo, porque es la parte relacionada con el pecado.
Que debemos enfocarnos en la segunda venida, porque es cuando se dará la liberación eterna de todos los que creyeron en la primera y no tiene relación con el pecado, sino con la Gracia de Dios.
El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno del Reino de los Cielos, entre otras parábolas donde Dios nos recomienda no mirar hacia atrás sino con fe hacia adelante, lo que se ve es pasajero, no que no se ve es eterno.
Así es, Anónimo; bien lo dice la Escritura: "Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento de las malas acciones y de tener fe en Dios"(Hebreos 6:1 Nueva Traducción Viviente). Debemos tener siempre nuestra mirada en Cristo (Hebreos 12:2) y anunciar todo el consejo de Dios (Hechos 20:27). Saludos.
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